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Páginas: 246
ISBN: 978-84-9700-606-4
Alfonso Francia (Salamanca-España), salesiano educador y escritor. Hizo Filosofía y Magisterio (Sevilla), Teología y Lengua Francesa (Lyon), Pedagogía y Pastoral (Estrasburgo). Ha ejercido la enseñanza en primaria, Bachillerato, escuelas profesionales, escuela de magisterio, de trabajadores sociales, escuela de enfermeras y seminarios. Ha sido profesor y director del Centro de Estudios atequéticos de Sevilla. Fundador de la Escuela de Formación de “Animadores de grupos y ambientes”. Ha impartido innumerables cursos a educadores, padres, animadores, religiosos, catequistas…, en España, en bastantes países de América y algunos de África. Autor de numerosos libros, director de varias colecciones de temas de educación y de varias revistas, preside la Asociación “Animadores Siglo XXI”. Es miembro de diversos organismos nacionales e internacionales.
Jesús Damián Fernández Solís es Licenciado en Filosofía y Letras (Sección CC de la Educación) y Doctor en Pedagogía. Profesor en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Asimismo, ejerció como profesor en la Universidad Pontifica Comillas (Madrid). Especializado desde 1985 en la aplicación del humor en el ámbito educativo, laboral y de crecimiento personal. Es pionero en España en la formación de profesionales en el desarrollo y aplicación del sentido del humor. Es miembro del comité científico de la revista Quevedos. Autor y colaborador de varios libros y numerosos artículos sobre el humor. Cofundador de la consultora: www.humorpositivo.com.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN GENERAL
TEMA 1: EL TRACATRÁ DEL HUMOR
1.
El humor visto con humor 1.1 Cuestiones previas
1.2 Cuatro retratos
1.3 Cuatro actitudes
1.4 Cuatro componentes
1.5 Cuatro expresiones
1.6 Propuesta de actividades
2. Funciones del humor
2.1 Cuestiones previas
2.2 Función fisiológica
2.3 Función de lucidez
2.4 Función placentera
2.5 Función afectiva
2.6 Función agresiva
2.7 Función social
2.8 Función defensiva
2.9 Función intelectual
2.10 Función transformadora
2.11 Función pedagógica
2.12 Función terapéutica
2.13 Propuesta de actividades
3.
Pedagogía en clave de humor
3.1 Cuestiones previas
3.2 El humor en la Historia de la Educación
3.3 Los sistemas educativos: una propuesta de
cambio
3.4 Un cambio educativo al alcance de la mano
3.5 El humor: didáctica de las didácticas
3.6 Perfil del animador: su ser y su hacer
3.7 Para no olvidar
3.8 Propuesta de actividades
TEMA 2: 40 RECETAS PARA EDUCAR CON HUMOR
Introducción
1.
Brocheta de presentaciones jocosas
2.
Canapé de movimientos ahumados
3.
Cestita del ridículo
4.
Croquetas para el autodescubrimiento
5.
Delicias de vivencias positivas
6.
Empanada de anécdotas chistosas
7.
Ensaladilla de juegos lúdicos
8.
Fritos de juegos teatrales
9.
Hojaldre de temas sociales
10.
Lasagna de la risa
11.
Milhojas a la bailarina
12.
Pastel de publicidad humorística
13.
Pinchitos de creatividad
14.
Puding de imaginación grupal
15.
Rollito de objetos locos
16.
Tartarela de muñecos vivientes
17.
Tortilla de la risa
18.
Torrijas al revés (sajirrot)
19.
Trufa de chistes
20.
Txalupa de dichos y cuentos divertidos
21.
Volován infantil
22.
Puré de confusiones comunicativas
23.
Berenjenas rellenas de gracia
24.
Hojas de col rellenas de disparates
25.
Moussaka de refranero moderno
26.
Empanada de horóscopo jocoso
27.
Crema de Murphy
28.
Verduras hervidas con la ‘’A’’
29.
Remolacha de caricaturas
30.
Puré de representaciones ocurrentes
31.
Torta de cambio de funciones
32.
Guisantes de funciones hilarantes
33.
Sofrito al estilo creativo
34.
Pollo con especias de disparate
35.
Calabacines rellenos de distorsiones divertidas
36.
Empanadillas de posters con humor
37.
Pinchitos de souvenirs al pil-pil
38.
Sopa de juegos cooperativos
39.
Pulpo al ‘‘aquí te espero’’
40.
Ensalada de imaginación publicitaria
TEMA 3: CREAR, RECREAR, RECREARSE
Introducción
1.
Ideas, propuestas y sugerencias de actividades
2.
Hacia un proyecto de futuro: las humorotecas
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
GENERAL
‘‘Dinámicas, técnicas y recursos para educar con humor’’ pretende potenciar la manera lúdico-humorista de ser educador, de ver la
realidad -sin desfigurarla, ennegrecerla o deshumanizarla- y de prevenir, promocionar e intervenir educativamente en
cualquier ámbito, modalidad y nivel de la animación, de forma más atractiva, gratificante y eficaz.
Algunas
verdades y algunas cosas -es triste- sólo se pueden decir con humor. Y algunas
cosas y gestos sólo se ‘’toleran’’ con humor. Pero también es verdad que con humor
se llega a veces -a menudo- mucho más a las personas y a las masas. Evidentemente,
como cualquier género literario o artístico, requiere atinar con las proporciones.
Y como recurso pedagógico, dinamizador y facilitador de intervenciones, exige
acertar con el dónde, el cuándo y el cómo de cada intervención. De lo
contrario, un excelente recurso se convierte en inútil y hasta
contraproducente. Y el humor, mal situado o mal dosificado, en ambientes
sangrantes de marginación, puede sonar a humor negro o ligereza insultante. Creemos
que este libro ofrece elementos múltiples para formar un educador ‘’lúdicamente
creativo’’, que vea la realidad con nuevos ojos, y con suficientes recursos para
-con humor- transformarla. Ojalá viéramos en todas las escuelas, centros
educativos, universidades... -sobre todo en los centros donde se forma a los
educadores- un enorme letrero con esta inscripción: ‘’Aquí se enseña
disfrutando y se aprende gozando’’.
Seguro
que la vida de cada día repartiría los diplomas de idoneidad. Algunos, más
inspirados, saldrían cantando letrillas: ‘’En esta escuela no hay carcas,
ni alumnos ni profesores, aquí hay muchas carcajadas, eso nos hace mejores’’. Queremos
que este libro ría. Sus hojas, abiertas, son dos labios que ríen. Una
carcajada. Al cerrarse se hacen beso.
No
es un libro para tragárselo, aunque esté para ‘’comérselo’’. Ni para quien no
le gusta la sal. Menos, evidentemente, para aquel a quien le haga daño. Sal, sal…
alguno sólo la tiene en las lágrimas. Qué pena. Si tú, amigo educador-animador,
notas que en lugar de animarte, te desanimas, déjalo y échate a dormir. Si la sal
hace daño, más daño hace la ‘’sosedad’’. Si eres un soseras, sin pizca de sal, intenta
reírte aunque sea de este libro que hemos trabajado, confrontado y
experimentado con tanto esfuerzo y cariño. Nosotros no nos reímos de ti,
simplemente te compadecemos.
Si
eres un seseras, que te comes el coco y lo comes a los demás con tus grandes discursos, rollos, mensajes de excelsas ideas
y elucubraciones, párate y haz el esfuerzo de entender a otros más salerosos,
quizás al final te entiendas mejor a ti mismo y comiences a encontrar el tono,
la chispa, la creatividad, el alma que requiere educar con humor.
Libérate,
amigo, que la libertad es la madre del humor ‘’socializado’’. El padre es el
ingenio. Si hubieras visto las risotadas que dábamos nosotros al escribir este
libro… ¡Se nos ocurría cada cosa! Pero lamentablemente no teníamos libertad
suficiente para plasmar por escrito nuestras ocurrencias. Para socializarlas, por sucias o por antisociales. Porque tiene gracia que la
gracia tenga vallas y vaya también al exilio… cuando no ofende a nadie más que
a los sosos. Lo que sí te recomendamos es que no te desesperes.
Si
vieras lo antipático que era éste que está a mi lado... Hoy es un encanto de animador.
Si vieras lo paliza que era Martita antes de empezar con humor... Si vieras a
Luis y Nando... Si vieras a Juan y Raquel... Que el humor que utilizamos no te
gusta. Que tú lo haces mejor. Que inventar otro es muy difícil. Que... de acuerdo.
Si, de verdad, te resulta imposible animar con humor, anima al menos con vida.
Pica, pica, deja que la gente de tu clase, de tu grupo, de tu ambiente, viva
con humor, se exprese con humor, se anime con humor. A lo mejor ellos te ayudan
a descubrir posibilidades que tienes dormidas. Es muy posible pasar del ‘’mal
humor’’ al ‘’buen humor’’.
No
se te ocurra pensar, menos todavía decir, que animar con humor no es serio. Lo
que no es serio es animar tan serio.
Si
eres persona de humor, este libro te encantará, bien porque constatarás que tú
lo haces todavía mejor, bien porque refuerza tu línea o porque te sugiere
actitudes, cauces, tonos, recetas... Vas a tener cuerda para rato. De todas
maneras, no te dejes impresionar. Menos aún seducir. No absolutices cualquier
género de humor. Ya sabes que sobre gustos, también en esto... Conocemos a
muchos humoristas de primera línea que no sólo no hacen gracia a mucha gente
sino que les producen agresividad.
Por
eso mismo, tampoco te hundas si tú, tan lleno de humor y aplaudido en algunos
ambientes, en otros no te sientes aceptado. No los llames sosos ni antipáticos.
Los
pobres -compréndelo- no han llegado al grado de madurez que requiere tu gracia.
Nosotros lo hemos confrontado con otros educadores, les preguntábamos: «Sinceramente, ¿qué te parece este libro, este
estilo, clase de humor…?».
Curiosamente
les ha gustado más a ellos que a nosotros mismos. ¡Haygente
páto’! Tú, déjate impregnar del espíritu del libro y trabájalo en el
grupo de educadores y animadores. ¡Y con tus alumnos que seguramente lo
entiendan mejor y lo saboreen más! Para que te resulte más fácil lo hemos
dividido en tres partes muy definidas y complementarias:
Una primera parte: El tracatrá del humor.
Aborda
el humor desde una perspectiva teórica, en forma de aventura. Si la vida y la
animación son una aventura, la vida y la animación con humor son una fantástica
aventura. Y sin humor, enorme desventura. Es la diferencia que hay entre una
traca final de fiesta y un ‘’petardazo’’. Hemos buscado una buena bibliografía,
hemos reflexionado, hemos aplicado la experiencia a la imaginación y la
imaginación a la experiencia.
Una segunda parte: 40 recetas para educar con
humor.
Es
totalmente práctica. A modo de recetas, te proponemos un sabroso menú de
ejercicios y actividades para que puedas cultivar y desarrollar esta dimensión
en los grupos de ambientes reglados, no reglados y ‘’desarreglados’’. Estamos
convencidos de que las fichas propuestas contribuirán a su crecimiento y
maduración. Queremos que sean recetas con sal y picante. Comida para sanos.
Como el ajo, como la miel y el picotazo de abeja, como se dice del epigrama: «a la abeja semejante para que cause placer el
epigrama (receta) ha de ser pequeño, fácil, picante». Del poeta, la receta. Ahora el euro, antes la peseta. Del mar el
mero, pero en mi plato lo quiero. Son recetas tan válidas que aún los
humoristas escuálidos se van a fortalecer. No sólo eso, sino que van a aprender
a hacer recetas.
La tercera parte: Crear, recrear y recrearse. Es una parte teórica y
práctica a la vez. Pretende dar algunas pistas para la elaboración de material
didáctico que ayude tanto a los grupos como a los individuos que los forman. Queremos
que tú mismo seas productor, empresario de humor. Que te sobre para vivir y te
dediques a repartir. Tienes un papel clave en el Mercado Común del Humor. Que
desastre de educador si cierras la boca ante la injusticia. O cierras la boca a
quien quiere opinar. O abres la boca de aburrimiento ante quien habla. O haces
abrir la boca de aburrimiento cuando hablas. O abres la boca de sueño ante la
trágica realidad de los que no pueden dormir por el hambre. No olvides que la
carcajada a dos es el dúo más precioso. La carcajada al unísono de la
humanidad, será el acontecimiento más importante de la historia. Anímala
tú.
Alfonso Francia y
Jesús D. Fernández Solís
TEMA 1
Objetivos: ¿a dónde va usted, amigo
1.
Destacar la importancia del humor en cualquier situación de la vida y de la
relación.
2.
Concienciar sobre la posibilidad y el papel del humor en la educación.
3.
Ofrecer pistas para ver y analizar distintas realidades, por muy serias que
parezcan, desde las perspectivas del humor.
4.
Resaltar las actitudes y destrezas necesarias para vivir y educar con humor.
5.
Ofrecer técnicas y recursos para el educador con vistas a hacerlo más
humorista, más creativo y más eficaz.
Propuesta metodológica: le propongo un camino
1.
Miraréis si los objetivos que os proponemos aquí coinciden con los vuestros.
2.
Responderéis a las cuestiones previas que os presentamos y a otras que os
podéis plantear.
3.
Elegiréis la mejor estrategia para abordar el tema.
4.
Estudiaréis el texto para asimilarlo personal y grupalmente, siempre en
conexión con la tarea a desarrollar.
5.
Haréis, de las actividades recomendadas, las que más os sirvan.
6.
A la luz del tema, programaréis o ajustaréis vuestra tarea de educadores.
7.
Evaluaréis el proceso de vuestro estudio, de la programación y de la
realización.
8.
Proyectaréis, revisaréis o impulsaréis vuestro plan de formación permanente.
9.
Elaboraréis, con todos sus pasos, la memoria del proceso que habéis seguido.
10.
Programaréis, revisaréis o impulsaréis la conexión con otros grupos y
colectivos.
Cuestiones previas
Para
ayudar en el proceso inductivo. Aparecen al principio de cada capítulo.
Propuesta de actividades
Para
profundizar y aplicar el tema. Aparecen al final de cada capítulo.
1. EL
HUMOR VISTO CON HUMOR
1.1 CUESTIONES PREVIAS
1.
¿Cómo definís y diferenciáis en clave positiva las palabras: humor, ingenio,
alegría, optimismo, fiesta, gracia, chispa, salsa, picante? ¿Tiene alguna
palabra de éstas una equivalencia negativa? ¿Cuál?
2.
¿Forma el sentido del humor parte de vuestras vidas? ¿De qué manera?
3.
¿Se pueden superar con humor los momentos de sufrimiento?
4.
¿De qué forma pueden los educadores incentivar y motivar a través del humor?
5.
¿Qué valores se esconden detrás del sentido del humor?
6.
¿Qué papel desempeña el humor en la vida de vuestros grupos?
7.
¿Sabrías definir el humor?
8.
¿Pueden complementarse el humor y la razón? ¿Cómo?
9.
¿Qué cosas toma el humor en serio?
10.
¿Cuáles son las características de las personas que viven con humor?
11.
¿Qué tienen en común el humor y la genialidad?
12.
¿Veis relación entre el humor y la madurez de la persona? Explicadlo.
13.
Si analizáis el humor que aparece en vuestros grupos y ambientes educativos
¿Qué aspectos os parecen educativamente positivos y cuáles negativos?
14.
¿Conocéis personajes históricos (políticos, artistas, científicos, santos...) con
gran sentido del humor?
15.
¿Pensáis que el humor es un componente importante en la vida de los españoles?
¿En el trabajo, en la familia, en las
relaciones interpersonales, en la política, en la
escuela, en la religión, en el deporte...? Poned ejemplos.
16.
¿Relacionáis el humor con determinadas edades, lugares, clases sociales, momentos
y épocas? Educar y animar con humor es vivir (pensar, sentir y hacer) con humor.
No consiste en realizar actividades con chispa, con ingenio, con gracia. Esto
es una faceta. No es asunto de cara ni de carambola sino de carisma. «No hace
falta preguntar, ni hace falta que se explique para qué sirve la boca: para
mamar y comer, para besar y reír, para el canto y el palique. ¿Para qué sirve
el humor? Para ayudar a vivir en plenitud y alegría. ¿Habrá provecho mayor? Que
responda el día a día, que es el testigo mejor.»
1.2 CUATRO RETRATOS
1.2.1 El ring ring del despertador del humor
Aquella
mañana, en aquel vagón del metro, todos íbamos con un metro de cara o una cara
de a metro. Más que serios, tristes. Sólo una pareja, chico y chica, reían. El
chico llevaba en su rostro el rastro del carmín de unos labios. Los dos surcos
de fuego eran la firma del amor.
Me
dije: «hombre, así, claro, ya se puede andar de optimista por la vida». Yo
también reí, aunque sin beso, por eso. Ya éramos tres. Luego reflexioné. Yo,
animador -animadador–, no me siento animado por
tanto –tonto– madrugón pues, como dice el sabio currante de las siete, el Sr.
Lechuga: «a quien mucho madruga, nadie ayuda y pronto le salen arrugas». Ni me
anima el estar en grupo, la fiesta no consiste en estar juntos sino en ser
conjunto. Ni me anima el movimiento –el vagón se mueve, no nos
movemos–. Ni el trabajo que espera –no todo lo que nos espera lo
esperamos–. Ni la velocidad –la vida no consiste en
llevar siempre prisa sino en llevar siempre sonrisa–. Aquellas bocas jóvenes me
hablaron. Y, aunque no oí sus palabras, capté su mensaje por el movimiento de
sus labios. Me dieron el soplo de vida, de ánimo. Percibí su cariño con sello
de fuego en la mejilla. Descubrí un camino de rosas en caras adolescentes.
Si
el beso es alegría, la alegría está al alcance de todos. El humor, más todavía.
Uno se puede reír de casi todo lo demás, de casi todos los demás y de todo lo
de uno mismo. Eso sí que está al alcance de la mano. El mejor humor es reírse,
incluso, del propio malhumor. El humor no está programado como en la tele.
Produce
el
telele. Es humor enlatado. Las
risas del humor son frescas, no congeladas, no de frigorífico. El humor, en la
vida también, está desprogramado. Vive a su aire. Como el aire que va y que
viene.
Limpio
y libre, llenándolo todo. El humor formaliza lo superficial y desformaliza lo serio. Una persona informal, sin humor, es la más seria de las
informalidades. La persona formal, sin humor, un peso. La persona formal, con
humor, es el profesional ideal. La informal con humor, un encanto. Quien
confunde el humor con lo informal es un desastre, una cosa muy seria.
Quien
bien te quiere, te hará gozar. Ojalá te hagan gozar aunque no te quieran.
Aunque no lo quieran. A pesar de no quererte. A pesar de malquererte. Y que,
ojalá, goces porque no te quieran... ¡algunos!
1.2.2 Nuestra s(o/u)ciedad
Fabricamos
una sociedad cada vez más compleja y difícil de comprender. Violenta,
individualista, ca(r)gada de miedo –una sociedad hasta la
saciedad de suciedad–, que parece tener como lema: ‘’cada uno a lo suyo’’. Una sociedad
cada vez más pasiva y pasota, y una suciedad cada vez más posada, pesada y
pisada.
Los
medios de comunicación, con gran sentido del horror, dan cuenta de la
agresividad que reina y de la gandulería que gobierna. Cuidado que hay gente
con porras, navajas escondidas, uñas y dientes afilados, puertas blindadas,
alambradas, guardaespaldas y... ¡perros! Demasiados perros para tan pocas
perras. Ladran unos, ladran otros, ladran todos ¡ladrones, ladrones! Lobos,
zorros y buitres se llevan las pocas perras –¡ladrones, ladrones!– las domestican y las
enjaulan en su bolsillo. El resto, aperreados, se dedican a cantar,
achicharrados por Hacienda, como las chicharras en verano. Cantan: «ladrones, ladrones».
Los perros ladrones, escuchan como canción de tuna y agradecidos inclinan la
cabeza, saludan y sonríen y sonríen y sonríen... Tras el canto, mientras se comen
y se recomen tanto por dentro, de fuera no entra más que algún perrito caliente
o alguna porra. Y si no, a agarrarse al porro. Aunque hambre, hambre, en verdad
no se pasa, porque... ¡con tanto chorizo!, ¿quién no encuentra alguno a mano? Chorizo colgado,
ya lo sé, nadie. Los mejores están muy custodiados, dicen, en las sedes de los
partidos.
Ya
me lo dijo mi tía Florinda: «el que con perros anda, con perras se encuentra, a
los gatos persigue, a ladrar aprende, con ladrones se acuesta y ‘’ladrón’’ acaba.» Y así, unos
se eternizan en el paro, otros se eternizan en la espera, alguno elige la otra
eternidad. Pues si no le pagan, se pega un tiro. Pero los hay que prefieren los
tirones al tiro. Tampoco faltan los que siempre fuman puro ¡qué cara y qué
humos! Suelen decir que van a depurar de tanta impureza y corrupción pero se esfuman.
Dicen
que se va a armar la de San Quintín. Pasa el tiempo y nos quedamos con San Quietín.
Sólo algunos se han armado hasta los dientes con langostinos, navajas y
nécoras; y el pueblo, siempre unido y luchador, se arma... de paciencia. Total,
dice la gente, tanto manta, manta tanto... Dos alternativas: o el tiro de la
pistola o el tiro de la manta. Al final, ya sabemos: se las tira y se las pira.
Y si hablamos de los violentos y violadores, todos en el barrio dicen cuando ha pasado algo: los
vio... los vio... pero en realidad, nadie los ha visto.
Pero
hay gente sensacional. Junto a los cantamañanas, está la gente encantadora.
Pienso en los que trabajan para que otros trabajen. Los que trabajan para que
otros no tengan que trabajar. Los que no trabajan para que otros puedan ocupar
su trabajo. Los que trabajan haciendo encuestas sobre los que trabajan y no
trabajan. Los que investigan a los que cobran y no trabajan. Los que investigan
si los que trabajan cobran lo que debían. Los que trabajan para ver si los
trabajadores tienen contrato de trabajo. Los que trabajan coordinando a todos
los anteriores. Los que legislan para unos y otros... Hay un larguísimo etcétera,
nunca tan largo como la cara. La cosa es dura. La casa es cara. La cara es dura
¡qué cara, madre, qué cara! ¡Qué cosa, madre, qué cosa! A los que más admiro es
a los que trabajan a cámara lenta para que, solidarios ellos, haya más trabajo.
Como se sabe, últimamente, la solidaridad ha crecido grandemente.
Todos
miran a un lado y a otro a ver si los más solidarios le pueden echar una
ayudita… Los hay en lucha abierta contra el toreo, pero ellos se torean al
público y al fisco. Hay políticos que siempre triunfan en las Ventas (plaza de
toros de Madrid) y en las
compras. ¡Saben elegir las ganaderías! Y, al final, resultan buenos ganaderos. Algunos lingüistas
prefieren decir ganadores, otros ganaduros y, otros ganadoros! Ahora con la proliferación de lenguas y dialectos, se habla más
de ganaeuros. Aunque los que más abundan son los ganadeuros. Muchos de estos, los
pobres, se mueren en la espera.
Los
mejores toreros no torean en las plazas sino en los despachos. Y con unas cuantas
faenas a los miuras y unos cuantos capotazos al público, con sólo dos orejas (horas de trabajo), salen a
hombros. Pero no puedo menos de pensar en los políticos. Algunos nos dicen: «va
por vosotros». Se encierran con unos borregos en la plaza. Y nosotros en las
gradas, como gallinas –«¡Va por vosotras!», nos dicen– aplaudiendo, vitoreando,
dándoles besos y trofeos... En resumen: cacareando, caca(c)reando, caca(o)reando. Al final y siempre, como uno no tenga humor, todo es
humo y gaseosa, todo vapor y vaporoso. ‘’Vapor vosotras’’, ‘‘Vapor vosotros’ ‘,
‘’Vapor todo’’.
Esta
sociedad reclama educadores -algunos dicen que cárceles-, con mucho más sentido
del humor que del horror. Y aún en el horror y en el error mantener el humor.
Nos
devanamos los sesos, nos crispamos por heterodoxias, por enfoques distintos.
Nos despellejamos, nos dejamos la piel por los roces y arañazos. O por tanto rascarnos
de lo que nos pican los pinchazos de tanto tonto. Solución: o endurecer la piel
o, mejor aún, procurar que se nos caiga de risa. Y si hay que despellejarse que
sea a fuerza de cosquillas. Qué bonito que un educador ponga en su tumba la
inscripción de Groucho: «Perdone, señor visitante, que no me levante para
saludarle». Y mejor si lo dice cuando está más muerto de pena o rabia, ante un rotundo
fracaso.
1.2.3 Tipos, tipillos y tipejos
El
retrato robot de muchos ciudadanos actuales responde a las siguientes
características. Seguro que tú conoces más:
• Los pasivos.
Encontramos
personas a las que no les interesa participar en nada. Son comoleones (leen mucho, hablan
mucho, muerden mucho). Son comilones cuando están en todas partes. Camaliones, amigos de la cama
con sus líos y variados placeres. Y son camaleones, amigos de cambiar la camisa según con quien están (una
especie de como-don-nadiesin- ganas-de-ser-alguien).
• Los desencantados.
Han
perdido la ilusión, la alegría, las ansias de luchar, el espíritu del riesgo y
aventura. Quizá todo les salió mal. Quizás todo lo soñaron de otra manera. Los
pobres están de vuelta y suelen poner de vuelta y media a los que aún sueñan y
se esfuerzan y creen que el mundo les pertenece. Por ahí andan con los bigotes
caídos, el pelo lacio, la mirada perdida, los botones sin abrochar... ¡Un
asquito! Arrastran los pies y la vida. Solo dicen piropos a la botella y a la
tele. Por eso crían telerañas en la mente.
• Los pesimistas.
Personas
tristes y apáticas. Perdieron la sonrisa en el paseo, y ni rastro. No le digas
a ninguno que es pesimista, te dirá que es realista. Pesimista, para él, viene
de peso. Al pobre todo le pesa. Todo le pasa. Todos le pisan. Donde posa el pie
se hunde todo. Donde puso la mano se quemó. Donde puso las posaderas siempre
dejó mancha. Más vale no moverse porque si se mueve todo le cae encima.
A
los que ponen entusiasmo, ellos los bautizan ‘’últimos románticos’’. Si tienen
mando, usan el bastón para pegar a los que usan el suyo para escarbar en la
tierra y plantar flores. Son espíritus arrugados. Ni brevas ni higos.
Ni
conmigo ni contigo. Yo mi me conmigo, yo mimé mi ombligo. Espíritus abrumados,
apocados. Alguna que otra traca y muchos trucos.
Pero,
atención a los típicos tópicos y estereotipados tipos. Porque aún en los tipos
descritos hay valores y encantos. Si eres persona de tratos, apuesta poco y no etiquetes
nada. El mucho trato te dice que hay que reírse, incluso del propio retrato.
Atiende a mi refranero: «hasta de un roto sale una buena foto», «a veces el más
cegato hace el mejor retrato», «a quien se casa por foto, le dan bici por moto.»
En
tus análisis no te dediques a ver el lado negro de los otros. Para empezar,
mira tus luces y tus colores. Luego ya seguirás por mejor camino y más
acertado. Como dijo Marcelino: «Que la gracia esté en
ti, no en el vino.»
Los
que trabajamos en el mundo de la educación somos conscientes de este hecho.
Sabemos que en los tiempos que corren nadamos contracorriente; incluso, a
veces, sin agua. Quizás vamos de culo y con el viento en contra pero tenemos
más moral que el Alcoyano, y seguimos apostando por un cambio de mentalidad,
por un nuevo modelo de sociedad.
Hay
que seguir entrenándose. Quién sabe si en alguna olimpiada llegamos a tirar un corner
y rematarlo nosotros mismos de cabeza. Nuestra tarea como educadores supone un
reto para afrontar todas las dificultades presentadas. Esto exige una
preparación concienzuda en búsqueda de recursos, destrezas y técnicas, así como
la elaboración de proyectos innovadores. Ni lo duro de la situación, ni las
prisas, miedos o perezas pueden permitir el abandonismo, el mirar a otro lado o la
chapuza. «Para tan duro viaje, vista, optimismo y coraje. Que nunca por
torpeza, por destreza o por proeza se te ocurra tirar un penalti de cabeza.»
1.2.4 Tren con Aventura incorporada
Con pan, con ‘‘Ave’’ y con vino, se hace
más corto el camino. La vida son los ríos, la
vida es el camino. El camino es ancho y es estrecho. La mar de estrecho. Y ancho como la mar... Todas las
definiciones son bonitas. Más bonita es la vida. Y más bonita cuando se contempla, se con-tren-pla, con ojos de admiración. Sube, amigo, al tren del
humor y realiza un largo recorrido. No temas, no es un Renfe cualquiera, es un tren con el Ave de
aventura incorporado. No
consiste en llegar muy pronto y establecer un nuevo récord. Se trata de experimentar el placer de
viajar juntos y de descubrir cosas
nuevas.
Entremos
en la agencia. Sí, hay muchos viejos pero no es agencia de viejos sino de
viajes. Veamos los itinerarios y no pensemos en los talonarios.
Sacamos
el billete e iniciamos nuestro viaje. A lo largo del recorrido tratamos de
descubrir cosas o situaciones humorísticas. Cierra la mente negra y abre bien
tus ojos rosas.
Vive
la realidad del momento. Despójate de las prendas que te aten a la oficialidad,
burocracias y representaciones. Siéntete y siéntate a gusto. Quítate esa cara
de mala uva o aguafiestas que llevas. Sonríe. Andas por la vida de turista.
Disfruta. Evita los problemas. El mundo es una gran familia bien ave-nida. Que
entra la señora embarazada, nerviosa y despistada y se sienta en tu rodilla, y azorada
te dice: «Lo siento, señor, en el alma». Respondes inmediatamente con una
sonrisa: «No, señora, no, lo sienta usted en mi rodilla ». Así quitas carne de
donde sobra y quitas hierro a la situación embarazosa de la embarazada. Ella
quitó el cu y tú el ridicú. Una carcajada en el departamento libera el ambiente
y crea familia. Si ella se ha puesto roja un momento, tú no has estado negro
todo el tiempo.
Hay
que saber viajar. Hay que saber andar por la vida. ¡Ah! Si miras, verás las
cosas más curiosas, las más graciosas y las más absurdas. No serás el primero
que se encuentra alguna sor-presa. A mí me pasó. La pobre sor, monja ella, iba presa,
roja de vergüenza como un tomate. La poli la había confundido con una conocida
política roja, de las que nunca se ponen rojas... Asómate a la ventanilla.
Charla con quienes te encuentres. Mira. Admira. Cuenta. Canta. Piropea con
arte. Que tu pelo al viento sean plumas de la paloma mensajera de tu sonrisa.
¡BUEN
VIAJE!
Disfruta
de las estaciones, mira los encantos de cada una, que tu sonrisa sea el celofán
del regalo de tus dedos hechos flores que repartes en el andén. Son las
estaciones de tu viaje por este libro, del viaje por la educación y por la vida.
Tú eres el tren de la vida, el anima-dador. Llena de armonía el viaje con la
alegre melodía de tu tracatrá.
Estación
de la A -legría.
Estación
de la N -aturaleza.
Estación
de la I -lusión.
Estación
de la M -otivación.
Estación
de la A -pertura.
Estación
de la D -ecisión.
Estación
de la O -rganización.
Estación
de la R -ealidad.
1.3 CUATRO ACTITUDES
1.3.1 Atrévete a casarte con la realidad
Yo,
optimista por opción, aconsejo a mis amigos lo óptimo. Me encantan los amigos,
detesto los amagos, por eso voy al grano. Vivamos la realidad con optimismo realista
o, si se prefiere, con realismo optimista. Ni toda la vida es boda ni toda la
vida es veda.
• Sin resignarse. Amigo, esto no es una boda oficial. No me vengas con que no
puedo, que no hay nada que hacer, que hay que sufrir estoicamente. No lo olvides:
«más patadón recibió el balón» –siempre a puntapiés– y, míralo, va que vuela.
¡Redondo, amigo, redondo!
• Sin negarla. Ni cierres los ojos, ni encojas los hombros, ni te escondas en
la paja, ni te engañes con la faja. ¡Cuanto más cierres los ojos, más porrazos
te pegas! Así que ojos bien abiertos y grandes. ¡Ojones! Mírala bien, háblale,
escúchala, acaríciala. Ni te
pegues ni te apegues ni te líes con ella. Alíate.
• Sin destruirla. Para edificar y generar una nueva realidad no es necesario
destruir nada. Construimos desde lo positivo. No te cortes la cabeza para
probarte la peluca. ¡Hagamos puentes con barandas de flores!
• Analizar las causas y consecuencias. Nos preguntamos el por qué de los acontecimientos. ¿Por qué bebes
para cantar, por qué lloran cuando cantas y... por qué me aplauden cuando no te
dejo cantar?
• Estudiar las
necesidades que se plantean en la realidad. Cada rendija en el asfalto está esperando una flor. Cada flor, una solapa.
Cada boca, una sonrisa. Cada microbio, un microscopio. Cada libro, una inteligencia. Cada necesidad, una
solución. Cada problema, un animador. Cada vida, una estrella. Cada niño, cariño.
1.3.2 Hombre, arrima el hombro
Analizamos
la realidad; la reconocemos para intervenir en ella. Esto significa implicarse
o, lo que es lo mismo, comprometerse, tanto con las personas como con los proyectos.
Eva acusa a su marido, ¡menudo Adán!, le acosa y no cesa, porque dice que la
casa es cosa de los dos. No pide casi na’: arrimar el hombro, no arrimarse al hombre; ir codo con codo,
no codo cual con coda cual. Este aporta la escoba, aquel barre el salón, uno canta mientras
tanto, otro toca el violín. Al final, todos en pista, a bailar el charlestón. Juntos, sabe mejor el vino y se hace más suave el
camino.
1.3.3 Apuesta con esperanza y acertarás
Vivimos
la esperanza de cambio y transformación, de nuevos y creativos proyectos. De
personas esperanzadas y entusiasmadas. Echa, amigo, la quiniela de la vida, no
la siesta. Salta de la autopista al sendero. Camina también en dirección
contraria. Habla a quien dices que no te escucha. Haz por escuchar a quien
dices que no habla. No tires las piedras, pueden hacerte un gran servicio. Ponte
la camisa al revés... quizás hagas reír a un niño. Quien siembra, recoge al
menos esperanza. Si siembras muchas esperanzas alguna producirá fruto. Cuando tienes
tanto que ya no esperas nada, no perderás nada, pero estás perdido.
Grita
«¡Esperanza!» y verás cuántas acuden. Echa a la quiniela de la salud, el
trabajo, el amor y la esperanza y te tocará. No olvides mi refranero: «Los muchos medios y danzas no hacen a
nadie feliz si le falta la esperanza.» «Con una buena Esperanza, no necesitas
escoba, y es más alegre la danza.»
1.3.4 Con cristales rosas... ¡preciosa!
Las
opciones, las implicaciones, la crudeza de la realidad y la realidad de la
crudeza deben estar bañadas, en el mar de la sal, por una actitud positiva,
donde el sentido del humor retome el importante papel en parte por descubrir.
Sobre lo negro, dibuja en blanco. Escribe mensajes en la calva. Aplaude tus
fracasos. Y como eso es un éxito, apláudelo también. Mira todo con ojos de
esperanza. Si no puedes, mira paisajes de colores. La respuesta de los
educadores ante esta compleja sociedad se resume en un SÍ. Con mayúsculas y
acento. «¿Amas a la realidad como legítima esposa?». Un sí consciente, responsable,
que acepte y abrace la realidad y que por ella tome partido. Un sí amigo del
cambio, que apueste por la transformación. Un sí crítico y solidario, que descubra
y asuma las necesidades reales de la gente.
Un
sí positivo, esperanzado y con sentido del humor. Un sí como el de la boda: para lo que ahora hay y para los «¡ay!»,
gritos, que vengan. Todo lo contrario al «Sí, sí, sí...» que se dice al jefe,
al marido, a la esposa... cuando en la vida se acaba el amor y se entroniza a
la reina hipocresía, ataviada con los ropajes reales de la convivencia pacífica
para ganar la batalla de la imagen social, del interés o de la astucia.
El
sentido del humor es un excelente termómetro para comprobar el estado de
nuestra sociedad. Ya saben: encuestas, sondeos, observación directa,
rumorología...
Lo
verdaderamente científico: el humórmetro. La aguja señala el grado de salud mental y social de
individuos y colectivos sociales.
En
Sevilla, el ‘’metro’’ –medida de longitud– es de un kilómetro: va del
Juzgado al Ayuntamiento. Las risas de los sevillanos duran todo el año –medida de tiempo–. Los políticos sacan el
dinero con unas artes… Queda para los ciudadanos el consuelo de llorar o el
humor de reír. Un aficionado del Betis de Sevilla, se quedó solito aplaudiendo tras
el fallo de un jugador que mandó el balón a las nubes cuando ya todos cantaban
gol. Enojados, todos los espectadores se dirigieron a él gritándole e
insultándole. Él replicó gritando: «¿Qué pasa? No habremos metido gol pero ¿y el miedo que le
hemos hecho pasar?».
1.4. CUATRO COMPONENTES
Es
evidente que el humor está compuesto de muchos elementos, más si lo vemos desde
perspectivas educativas. No cualquier humor nos vale. Seleccionamos cuatro
aspectos imprescindibles.
1.4.1 Humano
El
humor es una característica exclusiva del ser humano (Marz, F., 1967). El mono
no ríe. Pero el hombre que ríe es más mono. Los dientes pueden ser muy feos, una
sonrisa siempre pone encanto al rostro. A veces uno se complica la existencia
preguntándose por la esencia del ser humano. La realidad es a veces mucho más
sencilla:
«Sin
más discurso que la sonrisa, sin más expresión que la mirada, sin más sentimiento
que la alegría, sin más sonido que la carcajada... el ser humano se despoja de
toda vestidura inútil para adentrarse en lo más profundo de su ser.
Es
allí donde encuentra un hueco de humanidad que rebosa de sentido del humor.»
La
categoría o dimensión del humor se encuentra instalada en lo más profundo del
ser humano. Cuanto menos humor tengamos menos humanos somos. Quizás fuera bueno
que a algunos, incapaces ya de tener humor, se les colgara algún letrero a la
espalda que dijera: exhumano. Seguramente que los agobiados por la prisa
leerían: exhumado. O reirían o correrían más.
Esta
condena se conmutaría si declararan que veían como una desgracia no tener
gracia. Porque la gracia es que muchos que no tienen humor se crean mejores y
hasta maten el humor de los otros. Vivir para ver. Y morir para res-pirar a
gusto, que estos tipejos no te dejan ni eso. Humorizar es la mejor manera de humanizar.
Es
fantástico reírse de uno mismo. Es fantástico no tener que salir de sí para
poderse reír. El humor está dentro y prende con el fuego del chiste o la
ingeniosidad que llega, casi siempre, como un relámpago. Puede limpiar los cauces
cegados del humor. O brotar a borbotones de la fuente de humor que es la vida,
la de cada uno. No sé si será científico, pero me gustaría oír que lo mismo que
se repite que el llanto de los niños les limpia la garganta, se diga lo mismo
de la carcajada.
Es
más fantástico aún salir de sí e ir a los otros para llevar humor, compartir
humor, confrontarlo y completarlo. El humor compartido crea más humor y recrea
más. La carcajada es como el teclado de cada uno. En el pentagrama de su vida –cantar en clave de sol,
vivir en clave de sal–, no sólo crea acordes y melodías sino que acuerda su vida (pasado y futuro;
sueño y realidades; metas y recursos; mente y corazón...). Esa es la armonía.
Mil
carcajadas juntas es la mejor orquesta. El diccionario de mi vida dice que
‘’humor’’ y ‘’humanidad’’ tienen la misma raíz, el mismo tronco, las mismas ramas,
las mismas hojas, las mismas flores y los mismos frutos. Para que el humor sea
así de humano requiere:
a)
Aceptación personal. Uno reconoce sus limitaciones (como gordinflón, difícilmente
serás campeón olímpico de pértiga), reconoce su pequeñez (tan pequeñajo, no
pretendas jugar a baloncesto con la luna) y se acepta como es (tan guapa tan
guapa, debes ser capaz de soportar tu guapura y valorar tu paciencia para
aguantar tantos piropos). Sí, hay que soportar, ¡incluso con alegría!, los
enormes valores y cualidades que
se tienen.
b)
Aceptación incondicional de los demás, tal y como son.
Aceptar, no como algunos en el matrimonio (solamente las primeras semanas) sino durante el tiempo que se convive
(trabajo, familia, club, asociación...). Es posible que los demás, visto tu testimonio –fíjate bien lo que te digo–, lleguen a ser capaces de aceptarte a ti.
¡Las personas somos capaces de las mayores heroicidades!
c)
Aceptación de la realidad exterior. Aunque no guste, la realidad está ahí. Esperanza, por una parte;
resignación por otra; coraje para transformarla; y, como guinda, una fuerte
dosis de humor. Si la realidad no usa máscaras, acerquémonos a ella sin
máscaras ni tapujos. Valientemente, sin más-cara-jos. ¡Con chistera para
protegerse y sacar chiste de todo! Aquel recién nombrado obispo dijo al papa
Juan XXIII:
«Su Santidad, con mi nueva responsabilidad, apenas duermo». «Eso me pasaba a mí
también hasta que el ángel de la guarda me dijo: Juan, no te creas tan
importante».
Todo
en la vida tiene chiste. Hace falta encontrarlo. ¡Y hace falta encontrar la
enseñanza de cada chiste! Dice mi refranero: «Más humaniza un ignorante con
gracia y chiste que un
sabio con cara triste. Más humaniza una frase con chiste que un mensaje de hora
que nadie resiste. La idea que mejor viste, la que se
adorna de chiste».
1.4.2 Alegre superación
El
inteligente aprende del error. El torpe se instala en el error. El astuto
aprovecha el error de los otros. El perverso promueve el error. El tirano se instala
en el horror. El humorista vence al horror y embellece el error con humor.
Desde
el punto de vista educativo, el sentido del humor es indispensable para la
superación de las dificultades que surgen en la vida cotidiana. Los educadores motivan
a los grupos y hacen frente a los fracasos y desilusiones. Emplean los errores
cometidos para avanzar en la consecución de nuevos objetivos y metas. Del mismo
modo, el sentido del humor sirve a los propios educadores. Los cargos y el
calor de los aplausos, a algunos, se les suben a la cabeza y se convierten en humos.
A otros, las cargas y desprecios los tienen programados, no les traen de cabeza
y los convierten en humor. Desde el punto de vista educativo, el sentido del humor
constituye un elemento esencial, ya que mediante él es más fácil afrontar las
dificultades que surgen cada día en los grupos.
A
veces, el buen humorista –como el buen educador– lo mejor que puede encontrar
para dar altura a cualquier
intervención es un error, un fallo, un
desagradable imprevisto... Sacar punta, no perder puntada es punto de partida formidable. Es
apuntarse un valiosísimo tanto de ingenio y humor.
Nada
menos que en una romería y en plena misa, el día de la fiesta de la Patrona, el
cura constató que no tenía vino en las vinajeras. Sin dudarlo un segundo, se
dirigió a la asamblea y dijo: «La Virgen, como en Caná, se ha dado cuenta de
que no tenemos vino, pero no le pidamos un milagro, más vale que lo traiga
alguno, no vayamos a ponerla en apuros y dejarla mal el día de su fiesta». Como
el vino produce alegría, también aquí produjo una risotada y alegres
comentarios. Avivó la celebración, ¡vamos! Lo mismo que hay quienes se crecen
en la adversidad y en los momentos de horror reaccionan con un valor inexplicable,
hay también los que en la adversidad reaccionan con tal grado de humor que
parece que le han puesto una inyección fulminante de entusiasmina.
Hay
que aprender a aguantar el dolor y el esfuerzo. Y hay que aprender a no
reprimir la risa sana, las ganas de alabar y de aplaudir. Casi siempre lo más
valioso y bonito está precedido de situaciones o momentos dolorosos: cocinar,
dar a luz, estudiar, medicarse, entrenarse... Hay que saber ver, aguantar y
esperar con ilusión. Tras la tormenta quedan paisajes preciosos, una atmósfera limpia,
un arcoiris y, quizás, una maravillosa puesta de sol; sin olvidar la vida que
empieza a bullir en la tierra para convertirse en flores y frutos. «Por no
aguantar el olor del estiércol de la flor unos minutos siquiera perdí el
perfume mejor y quedé sin primavera.» Es grandioso, ya en sí, tener entusiasmo.
Pero ¿y lo que produce y lleva consigo? ¡Qué encanto ver la puesta de sol tras
aquellos montes! Pero, ¿y si subiéramos a los montes para verla desde allí?
El
ansia de superación la produce el mal (salir de la situación de penuria) y el
bien (probado lo bueno se quiere aumentar), pero es necesario que lo produzca
también el humor. Cada vez en más lugares, en más momentos, en más personas,
por más motivos. Por menos motivos. Y hasta por ningún motivo.
1.4.3 Tacto y ternura
El
humor, además de aceptación, supone ternura hacia uno mismo y hacia los demás.
La ternura es como la flor más vistosa y olorosa del amor. Amor y humor van hermanados.
Humor, amor y ternura son las tres patas en que se asienta la buena relación y
la buena animación.
Lo
mismo que el amor es siempre creativo, el humor debe serlo también. Cuando
aparece el humor hiriente, mordaz, punzante, humillante, se hace destructivo. Destructivo
para el humillado, para los que asisten, para quien humoriza o, dicho con más
propiedad, ‘’humorroriza’’.
Conocer
a los demás lleva a la cercanía, a la comprensión, a la aceptación, a la
colaboración, a la ternura. En ese clima se amasa el humor y la espontaneidad.
Y con humor se crea ese clima. El humor, las expresiones cargadas de alusiones
festivas, el recurso a la vida del grupo para hacer chiste, se hace casi de
forma sistemática. Los defectos personales y del grupo, llevados colectivamente
y con humor, se hacen no sólo soportables sino casi deseables.
El
grupo reparte los papeles, el humor se instala. La rigidez, desconfianzas y
condenas desaparecen y se trabaja con efectividad y afectividad. A veces cuanto
más distintos son los miembros de un grupo, menos distantes están y más
distendidos. Si hablas a ‘’tontas’’
y a ‘’locas’’, tendrás mucha audiencia, pero eficacia,
poca. Y si acostumbras a hablar a ciegas, por
mucho y bueno que digas y por bien que quieras aparecer, nunca te verán bien.
Es
delicioso que haya en los grupos personas con defectos y sentido del humor.
Ellos sí que, al hacer o permitir chistes de esa situación, protagonizan un
clima de fiesta. A pesar de todo lo dicho, no podemos olvidar que el humor
también puede ir cargado de ironía, burla y humillación. Es el que se da en
ciertos chistes, caricaturas, parodias, etc., que, lejos de dar y suscitar
ternura, despierta sentimientos de venganza y puede incluso destruir a las
personas. Pero antes de aventurar juicios sobre la intención y la bondad o
maldad del humor, es bueno conocer la realidad. La realidad de los que bromean –cómo son, cómo son vistos,
cuál es su código–, de los que son objeto de las bromas y del ambiente o contexto.
La ternura, a veces, se disfraza de ‘’dulce agresividad’’. Incluso cuando no se
da esa ‘’cariñosa agresividad’’ se sospecha que ha desaparecido el amor o la
confianza.
La
ternura tiene muchas expresiones, como el amor. A nadie maravilla que la madre
bese tan a menudo el culito de sus retoños. Y que los amantes se muerdan de amor.
Ya sabemos: hay amores que sólo se cantan, otros que enlatan, otros que atan, algunos
que matan... y los que nunca se ‘’catan’’.
Lejos
del educador, recurrir a un tipo de humor hiriente y destructivo con los
alumnos/as o grupos que trabaja, es lo peor que puede hacer, el recurso
pedagógico más bajo, que más humilla y que más le humilla. Cierta ironía es la
peor tiranía.
La
ironía aguda es signo de inteligencia. La ironía tierna, de corazón. La
festiva, de buen humor. Estas ironías pican pero no hieren ni salpican. Son
como una flor en el desierto de la vida.
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