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LA REBELIÓN DEL TALENTO

Personalizar el aprendizaje desde la comprensión de las ALTAS CAPACIDADES






¿Por qué el talento no se atiende en nuestras aulas? Estamos lejos de entender que la clave de la atención al alumnado con alta capacidad no es algo elitista, ni exclusivo para un pequeño porcentaje de alumnos, ni podemos resolverlo con medidas aisladas para las que apenas hay recursos.

Aunque la falta de atención de antaño se ha convertido en una creciente curiosidad, las altas capacidades, más aún, el desarrollo del talento en las aulas, sigue sin abordarse como lo que realmente es, una cuestión de enfoque en nuestras prácticas, políticas y estructuras educativas, que implican no solo al profesorado, sino a toda la sociedad. Este libro recoge los planteamientos de la investigación internacional en el campo de as altas capacidades, el desarrollo del talento, la creatividad, el aprendizaje multinivel y la motivación, conjugando con mi experiencia como profesora, especialista en personalización y madre de dos hijos con altas capacidad; para ofrecer a familias y docentes una visión práctica, realista y fundamentada sobre cómo orientar nuestros esfuerzos al desarrollo del potencial de todos y cada unos de los niños presentes en nuestras aulas.

¿Te unes a la Rebelión?


Características

Coordinadoras: Paulina Bánfalvi Kam
Editorial: Ediciones Aljibe                 
Medidas: 17x 24 cms           
Encuadernación: Rústica con solapas        
Páginas: 480
PVP: 19,00 € con IVA
ISBN: 978-84-9700-881-5    

ÍNDICE:

PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN

PARTE 1. ENTIENDO EL TALENTO
CAPÍTULO 1. ¿Por qué Facebook no es español? Las cifras del talento...
CAPÍTULO 2. Altas Capacidades, la etiqueta negra de nuestra escuela. Sin derecho a ser niños/as.
CAPÍTULO 3. Billy Elliot, "Bailar es lo que me hace sentir electricidad". El talento no es una función lineal.
CAPÍTULO 4. Como Gepetto y su Pinocho. ¿Por qué queremos que sean como los demás?
CAPÍTULO 5. Nao y Pepper. La e(in)volución del docente

PARTE 2. PARA INCLUIR HAY QUE HABLAR DE TALENTO
CAPÍTULO 6. Sin talento no hay inclusión. Las Líneas rojas de nuestras propuestas inclusivas
CAPÍTULO 7. Breve historia; de Terma a Gagné. Del CI a los modelos de desarrollo
CAPÍTULO 8. Ponte las gafas y empieza a ver. Barreras a la identificación del alumnado con alta capacidad
CAPÍTULO 9. Capacidad, rendimiento y otros complejos. El modelo de os tres anillos
CAPÍTULO 10. ¿Tenemos miedo a los efectos secundarios de la evaluación? Falsos positivos, falsos negativos
CAPÍTULO 11. Los niños con alta capacidad necesitan ayuda y te contamos por qué. Aspectos y cualidades que no siempre encajan en la escuela
CAPÍTULO 12. Primer mandamiento: "No destacarás por encima de tus compañeros". Optimal Match y la importancia del reto ajustado a la capacidad
CAPÍTULO 13. Lo que los niños con alta capacidad no aprenden en la escuela. Fortalezas internas, cómo desarrollarla 
CAPÍTULO 14. Emociones, negaciones y ecuaciones. ¿Son sus necesidades emocionales diferentes?
CAPÍTULO 15. Amistades "peligrosas". Relaciones sociales, ¿su gran déficit?

PARTE 3. LO QUE NO SABEMOS SOBRE LAS ALTAS CAPACIDADES
CAPÍTULO 16. El ganador se lo lleva todo. ¿Sabemos evaluar las altas capacidades?
CAPÍTULO 17. "Prácticamente perfecta, en cualquier sentido". Por qué las normativas no sirven
CAPÍTULO 18. No destaca "no por arriba, ni por abajo". "Piensa diferente", ¿Qué quiere decir eso? 
CAPÍTULO 19. Altas capacidad y dificultades de aprendizaje, doblemente excepcionales. La tragedia de la falta de formación
CAPÍTULO 20. Dejar salir al genio de la lámpara maravillosa. Aprendiz Viso-espacial, brillante de un modo diferente
CAPÍTULO 21. Parálisis por análisis. Practicar la inteligencia ejecutiva

PARTE 4. YA LO VOE, ¿Y AHORA QUE?
CAPÍTULO 22. "El gran error@. Lo que no debes hacer en el aula
CAPÍTULO 23. Me tocó la lotería. Tengo un alumno con alta capacidad en el aula, ¿Qué pasos puedo dar?
CAPÍTULO 24. En busca del tesoro. Construir un perfil del alumnado
CAPÍTULO 25. ¿Yo me motivo, o tú me motivas? Retar al alumno al nivel de su capacidad
CAPÍTULO 26. ¡Qué estrés! Una cuestión de salud y rendimiento
CAPÍTULO 27. Te enseño un atajo. Compactar y acelerar, dos medidas esenciales en la atención al alumnado con alta capacidad
CAPÍTULO 28. ¿Cuece, enriqueces o solo entretienes? Los programas de enriquecimiento a debate
CAPÍTULO 29. Dime con quién me agrupas... y te diré hasta dónde llegar. Cómo formar equipos de máximo rendimiento (para todos)
CAPÍTULO 30. Pienso. luego existo. Aprendizaje que reta nuestro pensamiento
CAPÍTULO 31. ¿Por qué tenemos que aprender esto? La creatividad como elemento de inclusión y desarrollo del talento

PARTE 5. AÚN NO ME LO CREO. LECCIONES-REALES-PARA EL DESARROLLO DEL TALENTO DE TODO EL ALUMNADO
CAPÍTULO 32. Asesorando al Ministro de Energía. Diferenciar el reto de complejidad
CAPÍTULO 33. Sin minas no hay paraíso. Aprender desde nuestros intereses
CAPÍTULO 34. Salvar las abejas. Resolver problemas de forma creativa 
CAPÍTULO 35. El menú del gorila. Relacionar, compactar, agrupar, acelerar
CAPÍTULO 36. Seguimos inventando retos. La democracia y las flores

CONCLUSIÓN
EPÍLOGO
BIBLIOGRAFÍA

INTRODUCCIÓN
LA REBELIÓN DEL TALENTO

En una conferencia ofrecida en la Universidad de Harvard en 1943, Winston Churchill afirmó que «los imperios del futuro serán imperios de la inteligencia». A lo largo de la historia la riqueza de las naciones ha dependido primero de sus recursos agrícolas, más tarde de su ingenio y fuerza para librar batallas, después de materias primas como el carbón o el petróleo, su tejido productivo industrial, el volumen de su población, o su potencial financiero. Hoy el talento de sus ciudadanos se ha convertido en la mayor fuente de riqueza de una nación.

La predicción de Churchill tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia artificial, lo que se ha venido a llamar «la era digital, sociedad del siglo XXI o la revolución 4.0». Las máquinas, los sistemas operativos y de respuesta, las aplicaciones en nuestros móviles y los humanoides sustituyen ya el trabajo de miles de personas en el campo de la logística, el ensamblaje, atención al cliente, cajeros automáticos, selección de viajes, seguros, vacaciones y compra. Pero también como guías, enfermeros, cocineros, ingenieros, programadores, gestión y docencia. La empleabilidad hoy ya no depende de cuánto sabes, sino de qué sabes hacer con lo que sabes y hasta dónde te atreves a llegar.

En muchos países, sin embargo, se mantiene una relación distante con el talento. El talento se somete, se critica, se envidia, se minimiza, se ataca… hasta anularlo. Se ignora la capacidad que algunas personas poseen para ver el mundo de un modo distinto, a través de una visión más profunda, de un análisis más lógico, de un alma más sensible o de una mente más creativa. El talento, la curiosidad, la creatividad, la elevada sensibilidad sensorial, un mayor ritmo y avidez por aprender, por entender, por hacer… es desatendido en la escuela porque para la sociedad no es algo a estimular.

El sistema educativo que predomina en la mayoría de países, falla para todos los alumnos. Se denuncia desde muchos frentes y desde hace tiempo. No son medios, no son recursos, sino objetivos y valores.
La anulación sistemática de la meritocracia, los límites al avance individual, la repetición machacona de las operaciones y contenidos, la carga de deberes que de nuevo repiten el trabajo de clase, la baja implicación del alumno en su proceso de aprendizaje, la escasa o nula valoración del esfuerzo personal, del trabajo más allá de lo exigible, de la creatividad en las respuestas y soluciones, de la búsqueda de alternativas al pensamiento único, abocarán a nuestros hijos al paro, en una sociedad
digitalizada y tan dinámica como la que ya vivimos.

La falta de una escuela capaz de entender y motivar a cada alumno en su individualidad, en su estilo de aprendizaje, que trabaje las distintas áreas para lograr un desarrollo armónico y equilibrado desde los primeros años de escolarización, nos dejan huérfanos de soluciones y presos de un sistema que lejos de desarrollar el talento, lo oprime y lo apaga.

Mientras algunas naciones hace tiempo han entendido que los niños del siglo XXI deben ser formados en valores de independencia, creatividad, superación personal, imaginación, competitividad, liderazgo, cooperación, dinamismo, automotivación, comunicación, análisis crítico, diversidad y diferenciación, nuestro país sigue empeñado en la sobreprotección, la repetición, la copia, el grupo y la homogeneidad, desmotivando a generaciones enteras y condenándolas a ser excluidas de los
motores que lideren la sociedad en un futuro próximo.

En el caso de los niños con Altas Capacidades, por su elevada aptitud de razonamiento e interrelación, su divergencia, gran curiosidad y creatividad innatas y por su mayor rapidez y velocidad de aprendizaje, la situación es más urgente y grave. Sus pequeños cerebros, no entienden de formalidades ni convencionalismos, analizan y racionalizan cada premisa buscando su lógica interna, su utilidad y funcionalidad y se colapsan ante el absurdo de un sistema que les obliga a repetir lo que
ya saben, y que les limita y prohíbe avanzar al ritmo que para ellos es innato y natural.

Su sensibilidad y autoestima se ve entonces mermada, atacada, dañada. Acuden a los centros educativos ávidos de aprender. Creen que allí encontrarán el saber que ansían, que les hace soñar, que alimenta su imaginación. Pero chocan contra los muros del «eso no toca», «espera a tus compañeros», «deja que responda otro», «no te adelantes», «repítelo»… y no comprenden.

¿Por qué en el lugar donde deben enseñarme, no me enseñan nada? ¿Por qué nadie responde a mis preguntas? ¿Por qué me regañan por querer contestar siempre? ¿Por qué tengo que repetir lo que ya sé hacer? ¿Por qué no puedo aprender cosas nuevas? ¿Qué sucede? ¿Solo me pasa a mí? ¿Soy raro? ¿Por qué soy diferente? ¿Por qué los otros niños no entienden mis palabras? ¿Por qué no quieren viajar conmigo a la Luna, o clasificar dinosaurios o sumar las hojas de los árboles?

Ante esta incomprensión, unos niños optarán por mimetizarse con el resto renunciando a su diferencia, otros se retraen en sí mismos para ser luego tachados de asociales, algunos responden con comportamientos disruptivos para convertirse en el «payaso» o peor, «el matón» del grupo, o construyen pesados escudos de protección y se esconden bajo la máscara de la excesiva intelectualización bloqueando su faceta emocional. Otros se adaptarán mientras intentan, sin éxito, sujetar sus ansias de aprender, tratando de asumir su diferencia, cumpliendo con lo que se le pide, simulando su soledad y soñando con que algún día todo cambiará.

Pero nada cambiará si la sociedad no cambia. El sistema educativo es reflejo de nuestros propios valores, de nuestras exigencias, de nuestras peticiones. Mientras sigamos sumidos y creídos en la mentira de que todos somos iguales y todos debemos aprender de la misma forma y al mismo ritmo, no habrá justicia para ninguno de nuestros hijos, ni un sistema válido para el desarrollo de sus fortalezas.

La sociedad, y la forma en que esta acepta, valora y potencia el talento, debe cambiar. Cambiar para ser mejor, para incorporar mejor a todos sus individuos, pues en la medida que el talento se apoya y se
desarrolla, toda la sociedad en su conjunto se beneficia. Austria, Gran Bretaña, Hungría, Finlandia, Singapur, Japón o EE.UU, han entendido que una sociedad progresa en la medida que lo hacen sus individuos y que es la apuesta por el talento, el motor que la hace cambiar.

Así, tal y como los éxitos de nuestros deportistas empujan a la sociedad en su conjunto a practicar más deporte y en disciplinas más varia das, y al albor de esta nueva cultura surgen nuevos y mejores ciclistas, baloncestistas, atletas, nadadores, gimnastas, tenistas, futbolistas, y patinadores, que nos alegran cada vez con más éxitos y medallas, los éxitos de nuestros científicos, escritores, pintores, matemáticos, informáticos, ingenieros, empresarios y creadores, trabajarán en pro de una nueva cultura.

La cultura del esfuerzo, del trabajo, del mérito, de la eficacia, de la eficiencia, de la responsabilidad, de la implicación por la tarea, de la creación, de la creatividad y ante todo de la diversidad, hará que afloren más y mejores talentos, más y mejores oportunidades de desarrollo en áreas cada vez más diversas, generando más opciones para todos nuestros hijos.

No olvidemos que ellos nos necesitan hoy, pero nosotros los necesitaremos
a ellos mañana. (Dr. J. Stanley, 1995).





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