Autismo, relatos de vida
Las
características intrínsecas de las personas con Trastornos de la Comunicación
Social hacen que sea completamente necesario desarrollar un diseño educativo y
social debidamente secuenciado que facilite el acceso de dichas personas a la
adquisición de las competencias y habilidades para una vida autónoma. En este
sentido, las historias sociales, historias de vida o estudios de caso único
pueden constituir técnicas eficaces para expresar, de forma estructurada,
programas psico-socio-educativos. Este libro facilita un programa reflejo de la
historia de vida de Nacho, un niño con Trastorno del Espectro Autista, cuyo
objetivo general es permitir la descripción y comprensión de su comportamiento
global en las distintas acciones de la vida cotidiana, tanto en relación con el
comportamiento adaptativo, como la conducta comunicativa y la interacción
social.
La estructura
se presenta en forma de relatos o escenas de vida diaria, dividida en 50
actividades.
Autor: Manuel Ojea Rúa
Tamaño: 17X24 cms
ISBN: 978-84-9700-802-0
Introducción
El programaHistorias de vida
1. Hola, yo me llamo Nacho
2. Esta
es mi casa
3. Te presento a mi familia
4. Me
levanto de la cama
5. Me lavo las manos
6. Me
pongo la ropa
7. Me cepillo los dientes
8. Me
peino
9. Tomo el desayuno
10. Voy
al cole
11. Estudio en el cole
12. Hago
ejercicios físicos en el cole
13. Construyo un reloj
14. Es
hora de comer
15. Aprendo a utilizar los utensilios de cocina
16. Hago
los deberes
17. Voy a la librería
18. Leo
un libro
19. Hago un puzzle
20. Juego
con el ordenador
21. Tomo la merienda
22. Las
frutas
23. Hago deporte en el campo
24. Cuido
las plantas
25. Disfruto de la naturaleza
26. Hago
atletismo
27. Juego con el balón
28. Pinto
agua
29. Juego en el parque de agua
30. Nado
en la piscina
31. Hago pompas de jabón
32. Juego
con la arena
33. Recojo hojas en otoño
34. Celebro
mi cumpleaños
35. Voy a la fiesta
36. Cuido
a mi perro
37. Toco la flauta
38. Juego
en el parque
39. Juego en el tobogán
40. Visito
a Mickey
41. Voy a visitar el Parque Warner
42. Participo
en la fiesta de Halloween
43. Viajo en autocar
44. Voy
de excursión
45. Voy de vacaciones
46. Pinto
el día y la noche
47. Voy a cenar
48. Me
acuesto
49. Mi mamá me lee un cuento
50. Me
despido de ti: adiós
RecortablesReferencias bibliográficas
Introducción
Actualmente, los Trastornos del
Espectro Autista (en adelante TEA) son considerados una alteración del
desarrollo neurológico, los cuales, siguiendo los criterios de diagnóstico de
la clasificación internacional DSM- V (APA, 2014), se caracterizan por la presencia
de distintos niveles de intensidad, en cuanto a la gravedad de los síntomas que
presenta, siendo el nivel 1 de gravedad baja (necesita ayuda) y el nivel 3 de
intensidad alta (necesita ayuda muy notable), en referencia a:
Déficits
en la comunicación social, que se relacionan con:
Deficiencias
en la reciprocidad emocional.
Deficiencias
en las conductas comunicativas no verbales.
Deficiencias
en el desarrollo de las relaciones.
Comportamientos
restringidos y repetitivos, en relación con:
Movimientos
estereotipados.
Inflexibilidad
en las rutinas.
Intereses
muy restringidos.
Hiper- o hipo-reactividad a los
estímulos sensoriales (299.00, F84.0).
Desde esta perspectiva, Frith (1993)
y Wing (1976) realizan una síntesis conceptual de los TEA, en la cual construyen
un constructo formado por una triada básica de déficits nucleares de los
trastornos en relación con: alteraciones de las pautas de relación social,
déficits severos de la conducta comunicativa y ausencia de procesos de ficción,
simulación y simbolismo. El conjunto de déficits incide directamente en el
desarrollo de la comunicación en todas sus dimensiones sociales, incluyendo
tanto dificultades para la expresión, como para la comprensión lingüística y
corporal, así como dificultades para comprender pensamientos o sentimientos de
los demás, concluyendo con la presencia de déficits generalizados en torno al
hecho social en toda su amplitud.
En efecto, y de acuerdo con los
estudios desarrollados por Hobson (1995), las dificultades manifiestas en las
relaciones interpersonales, explicadas en términos de una alteración de las
pautas de relación intersubjetiva, pueden observarse en la incapacidad de las
personas con TEA para relacionarse tanto con sus iguales como con los adultos,
en la incapacidad para lograr una adecuada comprensión y ejecución conductual
en el ámbito de las relaciones sociales que implican la necesidad de compartir experiencias y acontecimientos con
otros, así como en la incapacidad para participar en las respuestas conjuntas
de atención a lo que le sucede a las demás personas que le rodean, la
incapacidad de implicarse en pautas de referencias sociales, la percepción y
expresión de los sentimientos, la expresión de las emociones, la imitación de
las acciones, el desarrollo de las actitudes positivas de la emoción de apego a
las personas y en el desarrollo de formas básicas de la adquisición de la
conciencia de sí mismo y de la existencia de los demás.
La base explicativa de todos estos
indicadores se fundamenta en los déficits expresados en la forma que tienen las
personas con TEA de sentirse y de conceptualizarse a sí mismas, así como en el
hecho de sentir y de conceptualizar a los demás en términos de una interacción
mutua. La hipótesis que sustenta esta teoría se basa en la existencia de una
carencia de la expresión del sentimiento de la “mismidad” propia y ajena,
explicado ampliamente por los presupuestos de la Teoría de la Mente (en
adelante TM).
La TM permite entender que,
efectivamente, la comunicación es, en primer lugar, una acción de compartir, de
conversar, de describir, pedir, contestar, dar o participar de los gestos y
sutilezas inherentes a la propia conversación. Todos estos aspectos, que
constituyen fallos básicos en las personas con TEA, son la consecuencia
cognitiva de las dificultades que tienen estas personas para comprender el
estado psicológico del otro, que es el factor en torno al cual giran tanto el
proceso de desarrollo de la interacción social como el desarrollo de la
comunicación que lleva implícito.
Así pues, desde los presupuestos
teórico-prácticos de la TM, así como desde las diferentes teorías cognitivas
(Russel, 1999; Russell, Jarrold y Hood, 1999), se constatan aquellas
conclusiones que afirman que incluso cuando las personas con TEA logran
adquirir espontáneamente estrategias comunicativas, los déficits de carácter
cognitivo que poseen, hacen que esta adquisición sea, en muchas ocasiones, un
proceso ineficazmente aprendido, caracterizado por ser escasamente funcional y
muy pocas veces generalizable a situaciones nuevas. Estas apreciaciones se
ponen de manifiesto en el uso de la expresiones idiosincrásicas, que implican
el uso de mensajes poco adaptados al contexto desde la perspectiva de quien es
su interlocutor, la presencia de ecolalias, las cuales cumplen múltiples
funciones comunicativas propias, tales como acciones de protesta ante
situaciones de ansiedad o dificultades para comprender a la otra persona, así
como diferencias en el hecho comunicativo según la interacción se produzca con
personas conocidas adultas y familiares respecto a aquellas otras que no lo son
o entre adultos e iguales.
Por otra parte,
las dificultades existentes para la realización de juegos de ficción y
simbolismo se relacionan con las alteraciones manifiestas en las capacidades
relacionadas con la metarrepresentación, las cuales se definen en cuanto a la
forma en que uno mismo se representa cómo es el mundo. Y, aunque desde la
perspectiva de la hipótesis de la Disfunción Ejecutiva (Russel, 1999), las
explicaciones del déficit del juego de ficción se basan, en efecto, en
alteraciones metarrepresentacionales; estas conclusiones presentan algunos
inconvenientes, pues se sobreestiman las demandas cognitivas que exige el juego
de ficción o juego simbólico. Así pues, por ejemplo, para las hipótesis
explicativas que aporta la TM, la capacidad de ficción, sin embargo, se
relaciona más con la dificultad de las personas con TEA para realizar
inferencias sobre las creencias de otros, pues esta competencia personal exige
la capacidad para realizar metarrepresentaciones cognitivas. También Leslie
(1987) sostiene, en efecto, que el juego de ficción tiene una naturaleza
metarrepresentacional; así, cuando un niño/a se da cuenta de las acciones
simuladasde otro, lo hace representando al otro como alguien que está simulando
o está dando a entender otra cosa, tratándose pues de una metarrepresentación
porque implica la forma en que uno mismo u otra persona representa cómo es el
objeto de percepción.
Siguiendo esta misma línea de
deducciones, sería correcto afirmar que si el juego de ficción supone la
capacidad para realizar metarrepresentaciones cognitivas, y ya que ésta está
alterada en las personas con TEA, es lógico concluir que las personas con TEA
van a presentar, asimismo, problemas importantes en tareas y actividades de
simulación.
No obstante,
estas dimensiones no se dan aisladamente, sino que forman parte de un conjunto
sistémico que se influye mutuamente a lo largo del desarrollo personal y social,
de manera que la interacción social, la comunicación y el desarrollo cognitivo
interrelacionan altamente entre sí durante el proceso evolutivo, en los que la
percepción y la comprensión del “hecho social” configura la característica
esencial de las consecuencias diagnósticas de las personas con TEA
(Baron-Cohen, Leslie y Frith, 1985; Leekam, López y Moore, 2000; Leslie, 1987;
Leekmany Perner, 1991).
» Las Historias Sociales
Precisamente por los motivos
anteriormente expuestos, en los últimos años ha habido una auge importante en
la investigación acerca del diseño de programas psicoeducativos destinados a
las personas con TEA, basados en el uso metodológico de las historias sociales,
con el fin de fomentar la comprensión interpersonal, facilitar el desarrollo de
la comunicación social, así como permitir la mejora de su comportamiento
adaptativo (Gray, 1995; 2000; Gray y Garand, 1993).
Una historia social es un cuento o
historia corta que define una situación social o hablidad personal o social,
cuya finalidad es ayudar a comprender un comportamiento social concreto. Las
historias están escritas desde la perspectiva del propio individuo al que ésta
va dirigida y con un formato muy conciso, claro y concreto (Gray y Garand,
1993; Gray, 1994).
El objetivo fundamental de las
historia sociales es transmitir la comprensión de una información o hecho de
relevancia socio-personal, en relación con la temporalización y el espacio en
que dicha situación ocurre, qué está ocurriendo en la misma y por qué. En
efecto, la comprensión situacional que puede ser una cuestión obvia para las
demás personas, sin embargo, y debido precisamente a los déficits expuestos de
las personas con TEA en relación con las dificultades perceptivas para la
comprensión social, resulta ser un aspecto confuso y generador de
incertidumbres en su vida cotidiana.
Pero, además, las historias se
convierten en un instrumento educativo de gran utilidad ya que tratan de
identificar las posibles respuestas ajustadas al contexto percibido y
comprendido en la historia presentada previamente, por lo que éstas deberán
adaptarse a las formas perceptivas, intereses y comprensión de los niños y
niñas a las que van dirigidas.
Su estructura está formada por una
selección de historias variadas en contenidos y nivel de complejidad, de forma
que el resultado siempre ha de ser un cuento o narración, personalizado en
función de las personas para quienes ha sido escrito, considerando los siguientes
factores de forma simultánea:
Determinar
el tema central de la historia social.
Especificar
la información individualizada del estudiante y su situación.
Ajustar
la redacción de la historia a las características individuales de las personas
concretas.
Respetar
las proporción de los diferentes tipos de oración para la redacción de las
historias, ya que tanto las oraciones descriptivas como las de perspectiva, las
directivas y de control juegan una función esencial en el desarrollo de las
historias.
Incorporar los intereses y particularidades de cada
persona a cada historia.
Realizar un seguimiento y evaluación
continuado de su puesta en práctica.
Las historias sociales responden así
a un formato y desarrollo específicos, un estilo bien definido y un formato
concreto, pudiendo ser implementadas, a su vez, a través de diferentes métodos
y estrategias didácticas.
…
El programa
El programa tiene pues como objetivo
general permitir la descripción y comprensión del comportamiento global de
Nacho en las distintas acciones de la vida cotidiana, tanto en relación con el
comportamiento adaptativo, como la conducta comunicativa y la interacción
social, con el fin de inducir aquellas conclusiones que permitan mejorar la
aplicación de programas educativos destinados a las personas con TEA.
La estructura de su diseño
programático se fundamenta en una metodología cualitativa, que utiliza las
historias de su vida cotidiana, presentadas en formas de relatos o escenas
diversas.
En este sentido, el programa está
compuesto por 50 actividades, cada una de las cuales se compone de los
siguientes pasos debidamente secuenciados:
Observación activa del alumno del
estímulo inicial presentado.
Comprensión del estímulo inicial.
Integración del aprendizaje en el
ámbito social, a través de la participación de la familia o de la sociedad.
Desarrollo de la comprensión del
estímulo en situaciones ajenas (empatía).
Organización
y estructuración espacio-temporal de los aprendizajes previamente adquiridos.
La organización de las actividades,
así como la temporalización aproximada de las mismas, es la siguiente (ver
Tabla 3):
. . .
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