El arte de envejecer con humor
Este libro, desde la teoría y la
práctica, da a conocer la importancia del humor en la vida de las personas
mayores para gozar de un envejecimiento activo y saludable. Para ello se
analiza el fenómeno sociodemográfico del envejecimiento, haciendo
hincapié en las características de la sociedad actual y los retos que se
plantean tanto para el individuo como para la sociedad. Todo ello, implica el
aprendizaje a lo largo de toda la vida donde el humor, desde una concepción
saludable y vital, puede ser un elemento clave para un envejecimiento activo y
para el desarrollo y vivencias de las emociones positivas y el bienestar
emocional. Por último, se presenta un taller en el que se recoge una amplia
batería de ejercicios, dinámicas y actividades para que puedan aplicarse a
grupos de personas mayores.
Introducción
El humor en la vida de nuestros
mayores
BLOQUE 1
Demografía gerontológica y
envejecimiento activo
Capítulo 1
¿En qué sociedad envejecemos?
1. El fenómeno socio-demográfico del envejecimiento
2. Otras características de la sociedad actual
Capítulo 2
La longevidad, un reto para el
individuo y la sociedad
Capítulo 3
Aprender a lo largo de la vida
Capítulo 4
El envejecimiento activo: ¿Qué
es?
Capítulo 5
Algunas necesidades psicológicas
de la persona mayor
1. Necesidad de afecto2. Necesidad de pertenencia
3. Necesidad de logro
4. Necesidad de independencia
5. Necesidad de reconocimiento
6. Necesidad de autoestima
Capítulo 6
Jubilación y proyecto vital
BLOQUE 2
El humor para un envejecimiento activo y saludable
Capítulo 7
Humor y envejecimiento activo. Una mirada del humor en la vejez desde la serena cautela
1. Conceptualización del humor
2. Aproximaciones al sentido del humor
Capítulo 8
El humor desde una lectura a
través de la historia
Capítulo 9 Los beneficios del humor y la risa para la salud
1. Aspectos fisiológicos del humor
2. Aspectos cognitivos
3. Aspectos relacionales y sociales del humor
Capítulo 10
El humor, clave en las emociones
positivas y en el bienestar emocional
Capítulo 11 El humor en la psicología y la psicoterapia
Capítulo 12
El poder de la resiliencia y el humor para crecer ante la adversidad
1. Aprendiendo a ser resilientes y crecer desde la adversidad
Capítulo 13
El humor como herramienta pedagógica para el aprendizaje
1. El humor como estímulo motivador para seguir aprendiendo
2. Funciones del humor en la educación
3. Estilos de humor
3.1.
Hoja de ruta para trabajar un auténtico humor
BLOQUE 3 Propuestas prácticas para un taller sobre el humor para personas mayores
Capítulo 14
Introducción al taller sobre el humor para el envejecimiento activo
1. Fundamentación
2. Objetivos del taller
3. Contenidos y estructura del taller
3.1.
Bloque I: dinámicas de calentamiento y desinhibición
3.2.
Bloque II: expresión y movimiento corporal
3.3.
Bloque III: dramatización e improvisación teatral
3.4.
Bloque IV: atención y memoria
3.5.
Bloque V: risoterapia
4. Esquema básico de la secuencia de una sesión del taller5. Metodología del taller
6. Aspectos organizativos
7. Recurso
Materiales
9. Evaluación
Capítulo 15
Descripción de los ejercicios en función de los bloques temáticos
1. Bloque 1: dinámicas de calentamiento y desinhibición
2. Bloque 2: expresión y movimiento corporal
3. Bloque 3: dramatización e improvisación teatral
4. Bloque 4: atención y memoria
5. Bloque 5: risoterapia
BLOQUE 4
Reflexiones finales
Capítulo 16
El humor en el arte de vivir la vejez
1. El encanto de sentirse “mayor”
2. Vivir con plenitud desde la aceptación positiva, generosa y alegre
3. Aprendizaje de la gratitud
4. El arte de vivir y reconciliarnos con nosotros mismos y los demás
Bibliografía anexos
Fichas de evaluación final del taller
1. Evaluación por parte del profesor y los alumnos
2. Evaluación de los bloques y dinámicas
3. Evaluación del monitor
El humor en la vida de nuestros mayores
«Feliz el mayor que ve acrecentarse en él el sentido del humor, de la
ternura, la sensibilidad ante la naturaleza y la belleza, y mantiene en alza la
curiosidad, el afán de aprender, de experimentar y de vivir».
(Millán Arroyo, 1999: 9)
La vejez es
la última etapa de la vida en la que las personas mayores experimentan que
pasan por el último peaje de la existencia. Como señala Garanto (1983: 50) este
periodo puede convertirse en un tiempo de desesperanza, de resignación o de
desencanto. Las fuerzas flaquean, afloran nuevas enfermedades y la soledad
puede convertirse en una compañera fiel. Como canta Pablo Milanés: «(...) la
soledad es un pájaro grande multicolor que ya no tiene alas para volar y cada
intento da más dolor».
En este
tiempo, uno puede echar la mirada atrás y ver con cierto grado de melancolía y
pesimismo los fracasos acaecidos, los momentos menos gozosos, los sufrimientos o deseos no satisfechos. Por el
contrario, cuando uno recapitula la experiencia de vida, puede observar, como
nos invita Bonet (2001: 43), desde otra mirada más generosa y optimista,
aquellas cosas que nos han deleitado en la vida, las experiencias jocosas y
divertidas que nos han sucedido, ideas, personas e influencias que nos han
ayudado o las metas que hemos alcanzado.
Cuando uno
rastrea entre las experiencias personales que han marcado la vida, uno debe ser
honesto y hacer memoria de todo aquello que le ha hecho crecer y madurar como
persona. No se trata de eliminar aquellas situaciones desagradables o
conflictos mal resueltos, sino situarlos en su justa medida para poder llegar a
decir a pleno pulmón, como apunta Pablo Neruda «confieso que he vivido».
Nuestra
memoria selectiva, en esta etapa de la vida, es muy importante siempre y cuando
tengamos la sana e inteligente manera de liberar los “esquemas positivos del
vivir”. Esto es, rescatar aquellas situaciones y personas que han sido fuente
de placer y de vida. La alegría, la risa, el sentido del humor... nos servirán
de filtro para saborear con mayor intensidad los pequeños y grandes
acontecimientos de nuestra vida.
Pero la vejez
es mucho más que un tiempo de recuerdos o evocaciones del pasado. Es un tiempo
para ser vivido en plenitud y es un tiempo de humanización. Con el término
“mayores activos” se reivindica el importante papel que les toca desempeñar en
la sociedad actual a las personas mayores. Como refiere Marial (2007: 10) en la
intervención social con las personas mayores se abren nuevos escenarios para
garantizar la calidad de vida de nuestros mayores. Por eso, la formación, el
ocio cultural y solidario, la promoción de la salud, el desarrollo de nuevas
habilidades sociales o la utilización de la informática conforman estos nuevos
marcos de intervención socioeducativa.
Es aquí donde
vinculamos nuestra propuesta del sentido del humor como contenido que debe ser
trabajado para que nuestros mayores tengan la oportunidad de gozar, disfrutar y
reír al lado de otros contenidos, destacando los beneficios bio-psico-socio
emocionales que lleva consigo el humor.
Bokun (1986:
71) enseña a las personas ancianas que desean vivir con humor a ver el lado
positivo de la vida, a perseguir un ambiente más agradable, a tener una mejor
disposición del ánimo y a afrontar las tareas con una elevada motivación,
vinculándose a las personas de su entorno.
Es nuestra
intención, a lo largo de este libro, aportar reflexiones, análisis, datos y
contenidos específicos con el objetivo de ilustrar la importancia del humor y
de las emociones positivas para la conquista de un envejecimiento activo y
saludable.
El debate sobre la educación y la
formación, desde los últimos decenios, tiene un alcance mundial; y es, en este
contexto mundial, en el que han surgido, con la aportación de los organismos internacionales,
especialmente de la UNESCO y la OMS, nuevos conceptos: “educación permanente”,
“aprendizaje a lo largo de la vida”, “promoción de la salud”, “nueva cultura de
la salud”, “envejecimiento activo”, que constituyen un nuevo marco, que cambian
las ideas tradicionales y amplían el concepto mismo de educación. Es, en este
nuevo paradigma educativo, donde se enmarca el contenido de este libro, que
consta de tres partes claramente diferenciadas
para responder al objetivo central que se basa en conocer el sentido del
humor y su repercusión para un envejecimiento activo y saludable.
La primera parte del libro
encuadra y fundamenta la demografía y el envejecimiento de nuestra sociedad,
para seguidamente analizar las
características y lo que conlleva sociológicamente tal envejecimiento. Se
plantea la longevidad como un reto tanto para el individuo como para la
sociedad y la importancia del aprendizaje a lo largo de toda la vida, haciendo
especial hincapié en el envejecimiento activo. Asimismo, se ponen de manifiesto
algunas de las necesidades psicológicas de las personas mayores para finalizar
promoviendo ante la jubilación la consolidación de un proyecto de vida,
fomentando el sentido del humor, la autonomía, la independencia personal y la
ciudadanía activa.
En la segunda parte se profundiza
sobre el humor ligado al envejecimiento activo y saludable. Comienza este
bloque aproximándonos a la conceptualización del humor y del sentido del humor
para hacer un breve recorrido antropológico de la importancia de éste a través
de la historia. También se analizan los beneficios del humor y la risa para la
salud y como elemento clave en el desarrollo de las emociones positivas y del
bienestar emocional. Finaliza el capítulo destacando tanto para la psicología
como para la psicoterapia lo que supone emplear el humor y, lo que es más
importante, cuando éste se emplea en momentos difíciles y nos hace crecer ante
la adversidad (resiliencia). Por último, se ponen de relieve los beneficios
pedagógicos del humor empleado como herramienta pedagógica para el aprendizaje.
La tercera y última parte intenta
ser una síntesis donde se conjugan el aspecto gerontológico y el envejecimiento activo con el que desempeña el
humor, las emociones positivas y la risa tanto para la salud como para el
bienestar emocional. La fórmula elegida es la elaboración de un taller con
ejercicios y prácticas dinámicas para implementarse de una manera grupal.
También se ponen de manifiesto las características, requisitos y orientaciones
metodológicas para llevar a cabo dicho taller, ajustándolo a las necesidades,
características y recursos de la población con la que se interviene.
En la elaboración de esta parte
del libro, agradecemos muy sinceramente las aportaciones de José Ramón Díaz
Martínez que, desde su preparación y trabajo especializado con los mayores, a
través del proyecto El sentido del humor, su repercusión en la calidad de vida
de las personas mayores, vela para que el humor sea un componente
irreemplazable para el envejecimiento activo y saludable
(haciaunavejezdigna.blogspot.com).
Finaliza el libro haciendo una
serie de reflexiones en torno al humor en el arte de vivir la vejez desde la
aceptación positiva, generosa y alegre, objetivo deseado por sus autores.
1. El fenómeno
socio-demográfico del envejecimiento
La
cuestión del envejecimiento de la población española, como el de las
poblaciones desarrolladas en general, en particular las europeas occidentales,
es un resultado de la acción conjunta de una prolongada disminución de la
mortalidad y, por tanto, del aumento de la esperanza de vida y de la prolongada
y recientemente acelerada disminución de la fecundidad.
Sin
duda debemos decir con Brundtland, Directora General de Organización Mundial de
la Salud, que «(...) el envejecimiento de la población es, ante todo y sobre
todo, una historia del éxito de las políticas de salud pública, así como del
desarrollo social y económico» (Organización Mundial de la Salud, 2002).
En España han sido extraordinarios los cambios experimentados en la
mortalidad y en la fecundidad, de manera que en el momento actual se disfruta
de una de las esperanzas de vida más altas de Europa (superada únicamente por
Suecia y Francia) y, por tanto, del mundo (78,2 en el caso de los varones y
84,3 en el de las mujeres en 2010; 80,89 y 86,92 en el 2013) y con una tasa de
fecundidad que en el mejor de los escenarios alcanzará 1,53 en 2030 (muy por
debajo del 2,1 hijos por mujer necesarios para asegurar el reemplazo
generacional). El proceso de envejecimiento de la población española, a causa
de estos cambios, se ha acelerado en estos últimos años, aunque es inferior al
observable en otros países occidentales debido a que se partía de estructuras
demográficas más jóvenes por la tradicional alta fecundidad de la población
española y de las poblaciones del sur de Europa en general.
En este sentido, señala Díez Nicolás (1996, p. 5) que «(...) el
envejecimiento de la población española ha estado acompañado de otros cambios
enormemente importantes en su papel social. En primer lugar, el incremento en
la esperanza de vida no solo significa que proporciones cada vez mayores de
personas llegan a esta etapa, sino que llegan en mucho mejores condiciones
físicas y mentales, es decir, con un nivel de salud mucho más alto que en el
pasado. En segundo lugar, la generalización a prácticamente toda la población
mayor de la asistencia sanitaria pública y de las pensiones de jubilación (por
el sistema de pensiones no contributivas) ha dotado a la población mayor de
unas posibilidades de independencia hasta ahora desconocidas para una gran
parte de la población». [1]
Las jubilaciones anticipadas y las tasas de paro entre los adultos
mayores, junto al incremento de la esperanza de vida y las mejores condiciones
físicas y mentales con las que se llega a edades avanzadas, están contribuyendo
a desdibujar los límites entre lo que se consideraba la edad adulta y la vejez,
pero al mismo tiempo están creando un amplio sector de la población que
comparte experiencias de posición social y que tiende a crecer y a existir
durante un tiempo largo, de más de veinte años. Lógicamente, este nuevo sector
social, al que resulta difícil incluso encontrar un nombre adecuado, está
adquiriendo una creciente importancia social.
En la actualidad, pocas realidades hay en la vida comunitaria tan
importantes como el hecho de la prolongación de la vida media del ser humano,
pocas de tanta trascendencia y pocas tan frecuentes entre las que ocupan la
atención de los gobiernos, de la sociedad en general y de los grupos ciudadanos
en la mayoría de los países del mundo.
fácilmente
que el mundo de hoy, especialmente en los países de mayor desarrollo económico
y social, se halla, sin duda, en los umbrales de una nueva era: la era de la
longevidad. Cada día es más elevado el número de ancianos y, por ende, en todos
los países del mundo es mayor la cifra de la población de edad avanzada y,
consecuentemente, también, son mayores los problemas sociales, sanitarios y
económicos que tal fenómeno suscita para las sociedades en su conjunto y para
las personas insertas en la llamada “Tercera Edad” o “Personas Mayores”, como
se les denomina actualmente, en particular.
La
sociedad no estaba ni preparada ni acostumbrada a que un porcentaje tan elevado
de la población, que crece progresivamente de día en día, fuera de edad tan
avanzada.
Según
los datos de Naciones de Unidas, los países desarrollados se encontraban, en el
año 2000, con cifras en torno al 14-15% de población de 65 años o más respecto
del total, y alcanzarán el 25,9% en el año 2050 (27,6% Europa). Se calcula que
los países en vías de desarrollo tendrán, para mitad de siglo, un 14,6% de
personas mayores respecto al total poblacional, frente al 5,1% del año 2000.
Aunque el porcentaje de envejecimiento de los países en desarrollo no supera a
los países desarrollados, se observa un rápido proceso en los primeros, que
casi triplica su proporción en sólo 50 años y multiplica sus efectivos por 4,4
veces.
En
cifras absolutas, los 421,3 millones de personas de edad en el mundo en el año
2000 se habrán convertido en 1.464,9 millones en 2050. Las proyecciones de
Naciones Unidas también reflejan que el mayor número de personas mayores se
concentrará, en 2050, en los países en desarrollo, teniendo una gran importancia
las personas de 80 y más años, que llegarán a ser casi de 300 millones (278,4
millones de personas), siendo prácticamente la misma cifra que el total de
personas mayores que se calcula habrá en 2050 en los países desarrollados
(320,7 millones de personas)
En América Latina el notable
incremento experimentado por la población adulta mayor, ha provocado una
justificada preocupación por sus implicaciones presentes y futuras. El
envejecimiento, como señala el profesor Horacio Marín (1998, p. 32), se inserta
en contextos de gran heterogeneidad, con un marcado componente de pobreza y por
las situaciones económicas, sociales y políticas cambiantes. La mayoría de los
países han mostrado evidencias de envejecimiento.
[1]. De 1900 a 2010 los datos son
reales; de 2020 a 2050 se trata de proyecciones. Desde 1970 la población es de
derecho. La población de 2001 y 2010 procede del Padrón, el resto, de censos o
proyecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario