martes, 20 de marzo de 2018

Hacer buenos lectores


Hacer Buenos Lectores



Enseñar a leer correctamente es una de las tareas más importantes que realizan los maestros y profesores en la escuela. La consecución de una buena destreza en esta competencia será crucial en el posterior desarrollo intelectual y académico de los alumnos, ya que la mayor parte de los conocimientos escolares se adquieren a través de la lectura. Hacer buenos lectores es un libro breve pero no simple que hace asequible al lector aspectos de la lengua oral y de la lecto-escritura que resultan extremadamente complejos; tamizando y filtrando la información científica y la investigación actual sobre esta materia.
En este libro, profesores de Educación Infantil y Educación Primaria, padres y estudiantes de Magisterio y de Logopedia (fonoaudiología), involucrados en la enseñanza de la lectura en español y en la reeducación de sus dificultades específicas (como por ejemplo la dislexia), encontrarán muchas de las claves que hacen posible comprender qué es leer y qué se debe hacer para potenciar su aprendizaje y desarrollo en una lengua alfabética y transparente como el español. La consolidación de una lectura automatizada y eficaz ayuda a prevenir muchos de los problemas de comprensión lectora que se encuentran en la base de gran parte del fracaso escolar infantil y juvenil.

Ediciones Aljibe 
Medidas:14 x 21,5 cms    Nº páginas: 168  Encuadernación: Rústica   PVP: 13,00 € con IVA    
ISBN: 978-84-9700-806-8
Presentación 

Fernando Cuetos Vega

1-El aprendizaje de la lectura comienza en casa y en la educación infantil temprana
Beneficios de la lectura compartida
Recomendaciones a los profesores

2-Para leer mucho es necesario saber leer. Entonces... ¿qué es leer? y ¿qué es saber leer? 

3-Qué es el alfabeto?

4-El aprendizaje de la lectura y la escritura se inicia, como cuando aprendimos andar, dando un primer paso

5-Un paso tras otro paso... ¡es casi caminar!

6-Andar sin caerse... y después ¡correr!

7-¡Leer, leer, leer y escribir más y mejor!

8-Comprender más y mejor

9-El papel de la escuela en la búsqueda de la igualdad social

El aprendizaje de la lectura comienza en casa y en la educación infantil temprana
Para los niños, los padres son sus seres queridos, son los modelos con los que generalmente se identifican y a los que habitualmente imitan. Es por eso que suelen gustarles las mismas cosas que les gustan a ellos y tratan de hacer lo mismo que ellos hacen. Esta réplica identitaria tiene claras raíces biológicas, aunque no es automática ni está necesariamente garantizada, y dependerá más bien de la naturaleza y la calidad de la relación y la experiencia vivida por el niño.
Al crecer, el niño tiende —sin darse cuenta— a ser en cierto modo como su madre o su padre, a convertirse en el adulto que ellos son. Por lo tanto, si el niño ve que a los padres les encanta leer y que valoran la lectura, entonces sentirá que una biblioteca es como un cofre repleto de tesoros, que los libros contienen montones de secretos por descubrir y que cuando se lee se penetra en un mundo atractivo lleno de alicientes. 
Cuando los padres se resisten a sentarse ante la pantalla del televisor y prefieren leer en el sofá o en la cama, se pregunta por qué sus padres hacen esto y piensa —con razón— que el libro debe ser un valor más elevado. Entonces querrá hacer lo que hacen ellos, querrá leer también. Y si todavía no sabe leer, va a desear aprender pronto y reclamará constantemente que le enseñen. 
El deseo de leer comienza precisamente ahí. Por eso el profesor puede y debe involucrar a los padres en el proceso de aprendizaje de la lectura del niño. Cuando los padres no practican la lectura, el profesor puede ayudar mostrándoles, sutil y amablemente, la importancia de hacerlo.
Una herramienta muy útil para prepararse para aprender a leer es la llamada lectura compartida: el hecho de compartir un libro representa un foco de atención convergente importante entre el niño y el adulto, sentados y abrazados el uno al otro. El que lee es el adulto, por supuesto, pero el niño ve que el adulto, al leer, relaciona una palabra hablada con una imagen, e incluso, con unas líneas (la palabra escrita) que la representan.
Beneficios de la lectura compartida
      La lectura compartida presenta varias ventajas. Una de ellas es el estímulo que proporciona para la adquisición de vocabulario. La mayoría de los niños de entre 15 y 18 meses son capaces de aprender una nueva palabra y relacionarla con el objeto del que se ha hablado, después de participar en una sesión de lectura compartida.
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Recomendaciones a los profesores

El profesor debe tener en cuenta las condiciones bajo las que un alumno se enfrenta al aprendizaje de la lectura. En particular, el docente debe preocuparse de conocer el bagaje lingüístico que el niño tiene, y procurar la colaboración de los padres en la tarea de despertar y fomentar en los niños el gusto por la lectura, introduciéndolos, al mismo tiempo, poco a poco en el mundo del lenguaje escrito. La enseñanza y el aprendizaje de la lectura no comienzan en la escuela.

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