Hacer Buenos Lectores
Enseñar
a leer correctamente es una de las tareas más importantes que realizan los
maestros y profesores en la escuela. La consecución de una buena destreza en
esta competencia será crucial en el posterior desarrollo intelectual y
académico de los alumnos, ya que la mayor parte de los conocimientos escolares
se adquieren a través de la lectura.
Hacer buenos lectores es un libro breve pero no simple que hace asequible
al lector aspectos de la lengua oral y de la lecto-escritura que resultan
extremadamente complejos; tamizando y filtrando la información científica y la
investigación actual sobre esta materia.
En este libro, profesores de Educación Infantil y Educación Primaria,
padres y estudiantes de Magisterio y de Logopedia (fonoaudiología),
involucrados en la enseñanza de la lectura en español y en la reeducación de
sus dificultades específicas (como por ejemplo la dislexia), encontrarán muchas
de las claves que hacen posible comprender qué es leer y qué se debe hacer para
potenciar su aprendizaje y desarrollo en una lengua alfabética y transparente
como el español. La consolidación de una lectura automatizada y eficaz ayuda a
prevenir muchos de los problemas de comprensión lectora que se encuentran en la
base de gran parte del fracaso escolar infantil y juvenil.
Ediciones Aljibe
Medidas:14 x 21,5 cms Nº páginas: 168 Encuadernación:
Rústica PVP: 13,00 € con IVA
ISBN: 978-84-9700-806-8
Presentación
Fernando
Cuetos Vega
1-El aprendizaje de la lectura comienza en casa y en
la educación infantil temprana
Beneficios
de la lectura compartida
Recomendaciones
a los profesores
2-Para leer mucho es necesario saber leer.
Entonces... ¿qué es leer? y ¿qué es saber leer?
3-Qué es el alfabeto?
4-El aprendizaje de la lectura y la escritura se
inicia, como cuando aprendimos andar, dando un primer paso
5-Un paso tras otro paso... ¡es casi caminar!
6-Andar sin caerse... y después ¡correr!
7-¡Leer, leer, leer y escribir más y mejor!
8-Comprender más y mejor
9-El papel de la escuela en la búsqueda de la
igualdad social
El
aprendizaje de la lectura comienza en casa y en la educación infantil temprana
Para los niños, los padres son sus seres
queridos, son los modelos con los que generalmente se identifican y a los que
habitualmente imitan. Es por eso que suelen gustarles las mismas cosas que les
gustan a ellos y tratan de hacer lo mismo que ellos hacen. Esta réplica
identitaria tiene claras raíces biológicas, aunque no es automática ni está
necesariamente garantizada, y dependerá más bien de la naturaleza y la calidad
de la relación y la experiencia vivida por el niño.
Al crecer, el niño tiende —sin darse cuenta—
a ser en cierto modo como su madre o su padre, a convertirse en el adulto que
ellos son. Por lo tanto, si el niño ve que a los padres les encanta leer y que
valoran la lectura, entonces sentirá que una biblioteca es como un cofre
repleto de tesoros, que los libros contienen montones de secretos por descubrir
y que cuando se lee se penetra en un mundo atractivo lleno de alicientes.
Cuando los padres se resisten a sentarse ante
la pantalla del televisor y prefieren leer en el sofá o en la cama, se pregunta
por qué sus padres hacen esto y piensa —con razón— que el libro debe ser un
valor más elevado. Entonces querrá hacer lo que hacen ellos, querrá leer también.
Y si todavía no sabe leer, va a desear aprender pronto y reclamará
constantemente que le enseñen.
El deseo de leer comienza precisamente ahí.
Por eso el profesor puede y debe
involucrar a los padres en el proceso de aprendizaje de la lectura del niño.
Cuando los padres no practican la lectura, el profesor puede ayudar
mostrándoles, sutil y amablemente, la importancia de hacerlo.
Una herramienta muy útil
para prepararse para aprender a leer es la llamada lectura compartida:
el hecho de compartir un libro representa un foco de atención convergente
importante entre el niño y el adulto, sentados y abrazados el uno al otro. El
que lee es el adulto, por supuesto, pero el niño ve que el adulto, al leer,
relaciona una palabra hablada con una imagen, e incluso, con unas líneas (la
palabra escrita) que la representan.
Beneficios
de la lectura compartida
La lectura compartida presenta varias
ventajas. Una de ellas es el estímulo que proporciona para la adquisición de vocabulario. La mayoría
de los niños de entre 15 y 18 meses son capaces de aprender una nueva palabra y
relacionarla con el objeto del que se ha hablado, después de participar en una
sesión de lectura compartida.
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Recomendaciones a los profesores
El profesor debe tener en cuenta las condiciones bajo las que un alumno
se enfrenta al aprendizaje de la lectura. En particular, el docente debe
preocuparse de conocer el bagaje lingüístico que el niño tiene, y procurar la
colaboración de los padres en la tarea de despertar y fomentar en los niños el
gusto por la lectura, introduciéndolos, al mismo tiempo, poco a poco en el
mundo del lenguaje escrito. La enseñanza y el aprendizaje de la lectura no
comienzan en la escuela.
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