lunes, 5 de marzo de 2018

Actividades para clases


Ideas creActivas para educar




Ediciones Aljibe


Autores: Enrique Sánchez Rivas

Medidas: 14 X 21,5 cms

Nº páginas: 136

Encuadernación: rústica con solapa

PVP: 14,00 € Con IVA

ISBN: 978-84-9700-791-7



Enrique Sánchez Rivas


Ha dedicado los diez últimos años a educar a chicos y chicas de quinto y sexto de Primaria en un colegio público. La experiencia acumulada en esta etapa es la base de su producción literaria y científica. Con Ideas creActivas para educar (2014) emprende la divulgación pedagógica de lo aprendido como maestro.

Doctor en Pedagogía por la Universidad de Málaga. Forma parte del grupo de investigación "Innoeduca". Su acción como educador ha buscado permanentemente conjugar el resultado de las últimas investigaciones pedagógicas con la realidad de su aula de Primaria. Esta labor se refleja también en sus libros anteriores: El club de la W (2013) y ¡Hoy jugamos en clase! (2011).

www.enriquesanchezrivas.es



Introducción. La primera clase

1. Los alumnos
1. Una personalidad por construir
2. Cuestionando la inteligencia
3. Cuando la curiosidad mata al gato
4. ¡Me estás estresando!
5. Castigado a pensar
6. Dinámicas del grupo
7. Sabemos la respuesta, ¿o no?
7.1. Educar contemplando la perspectiva lateral
7.2. La habilidad de pensar de lado
8. Una broma de ida y vuelta
9. Cerebros diferentes
10. El pequeño dictador
10.1. Detonante
10.2. Tendencias
10.3. Ideas
10.4. Sentimientos

2. La escuela
1. Reiniciando la escuela
1.1. Antes de la intervención
1.2. En el momento de la intervención
2. Profes que buscan ideas
2.1. Las buenas ideas surgen poco a poco
2.2.
Las buenas ideas requieren un conocimiento profundo del contexto
2.3.
Toda idea se vuelve mejor si se analiza desde distintas perspectivas
3. En busca del deseo de aprender
4. Interdependencia
5. Maestros de pacotilla
6. Cantando bajo la lluvia
7. La transición pendiente
8. El lado bueno de las cosas
8.1. Respuesta tipo uno: «¡Noo! Dislexia»
8.2. Respuesta tipo dos: «Dislexia, qué alivio»
9. La reforma que vendrá
10. La escuela a examen


3. Aprender y enseñar
1. El poder de la motivación
2. Aprender del problema
2.1. Primer planteamiento. Ensayo - Error
2.2. Segundo planteamiento. Ayuda pedagógica
3. Educando las emociones
4. El método más antiguo
5. Sócrates en clase
6. Didáctica de las decisiones
7. La pedagogía de los perros
8. Aprender con sentido
9. Aprender de memoria
10. Las temidas notas

4. Repaso
1. Ideas del capítulo 1. Los alumnos
2. Ideas del capítulo 2. La escuela
3. Ideas del capítulo 3. Aprender y enseñar

5. El examen final

Referencias para aprender más

La primera clase
Siempre llevo conmigo una libreta. La uso para apuntar todo lo que no quiero olvidar en relación con mi trabajo en el colegio. También escribo referencias a lecturas, autores, experiencias de otros profes... Mis alumnos dicen que son mis «chuletas», yo prefiero pensar en ella como en una libreta de ideas; porque a veces, ojeando las páginas manuscritas, se enciende la bombilla que me hace ver un nuevo proyecto para clase o una respuesta educativa para una situación que no sabía resolver. Cuando los padres compran el material escolar, a principios de septiembre, yo compro mi libreta. Cada año relleno todas las páginas (siempre me faltan). En este libro he recogido las ideas más útiles para compartirlas contigo. Espero que te ayuden a superar un examen para el que no nos han preparado: educar.
Te dispones a adentrarte en un relato de vivencias, de educación práctica, de lo que sucede en clase, de maestros, alumnos y padres... A diferencia de otros textos que abordan cuestiones educativas, este pretende resultar ameno, fácil de leer. Porque eso es lo que mejor hacemos en la escuela: explicar conceptos complejos de forma que se conviertan en sencillos.
Escribir un libro trabajando en el aula es todo un reto. El profesor Frank McCourt, después de una vida dedicada a la docencia, escribió varias obras muy exitosas. Muchas personas le preguntaron por qué había tardado tanto en empezar a escribir. Su respuesta refleja una realidad a veces oculta: «Porque estaba enseñando, por eso tardé tanto. Cuando impartes cinco clases de instituto al día, cinco días por semana, no vuelves a casa con la idea de despejarte la cabeza y crear prosa inmortal».
Trabajar como maestro implica dedicación y reporta muchas satisfacciones, pero también un gran desgaste psicológico. No en vano, la docencia triplica el riesgo de padecer estrés o depresión. Así que si he asumido un compromiso con este libro es porque tengo una buena razón, que voy a compartir contigo a través de esta historia:
Lo que te voy contar sucedió no hace mucho, en una comarca agrícola situada a lo largo de la rivera de un caudaloso río. Coincidiendo con la recogida del maíz, tenía lugar un concurso que premiaba al pueblo que presentaba el mejor grano de la temporada de cosecha.
Durante diez años, el concurso lo ganó el mismo agricultor. Esto provocó cierto recelo entre el resto de participantes, que empezaron a extender el rumor de que el maíz ganador no era propio de la comarca, sino traído de tierras lejanas. Tanta fuerza alcanzó el bulo, que el jurado del concurso interrogó al agricultor en cuestión. Ante la estupefacción de los presentes, el campesino dijo que estaba dispuesto a compartir la estrategia que usaba cada año para ganar:
—Mi único secreto es que pongo mucho cuidado en mi trabajo y no descuido el campo ni un solo día. Aunque creo que eso lo hacemos todos. Lo que convierte a mi maíz en especial es que comparto la mejor semilla con todos los vecinos del pueblo, en vez de competir con ellos como el resto de participantes.
El presidente del jurado, intrigado, dedujo que ciertamente había un secreto, pero todavía no acertaba descifrarlo. Así que formuló la pregunta que muchos se hacían:
—¿Por qué comparte su mejor semilla con los demás?
—Verá usted, señor, -dijo el agricultor- el viento lleva el polen del maíz maduro de un sembrado a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de baja calidad, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad de mis mazorcas. Si quiero obtener un buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.
El sociólogo James Fowler ha demostrado que entre dos personas cualesquiera de las casi siete mil millones que habitan el planeta, solo hay seis individuos de separación, y que la transmisión de aspectos positivos y negativos a través de nuestras relaciones sociales llega hasta tres de esos grados de separación. Es decir, si mejoras tu forma de afrontar los problemas educativos no solo se beneficiará tu hijo o alumno, sino que también lograrás
que otras personas cercanas mejoren en esta faceta. Este libro muestra cómo afrontan los docentes esos problemas. A través de distintos relatos, vas a conocer mejor la escuela de hoy: cuáles son sus debilidades y sus fortalezas.
Los que queremos una educación mejor tenemos que actuar. Como en el cuento, pretendo ayudar a que otros mejoren sus cosechas y, de paso, mostrar cómo se trabaja en los campos de maíz en los que se siembra el futuro de nuestra sociedad: las escuelas. Esta es mi causa, ¿te unes? Si es así, acepta la invitación para volver a clase a través de las páginas de este libro.

idea creactiva 1
Conciencia a tu hijo/alumno (puede servirte el cuento) sobre su responsabilidad en la elección del tipo de persona que es y será. Recuerda que los educadores y, en menor medida, la herencia genética pueden orientar el proceso de formación de la personalidad, pero es cada individuo el que finalmente realiza su elección.








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