martes, 3 de diciembre de 2019

Psicología de los Grupos

PSICOLOGÍA DE LOS GRUPOS
Fundamentos teóricos para la práctica e intervención grupal






El grupo no es una opción para el ser humano, es su condición. El proceso de convertirse en persona es una experiencia en la que el grupo ocupa un lugar privilegiado. Este hecho provoca que cualquier profesional dedicado a la psicología y a otras ciencias sociales deba estar interesado en esta disciplina.
La psicología de los grupos ha llevado a cabo un análisis de los procesos y estructuras grupales. Ha tenido como objetivo no sólo un conocimiento teórico, sino también de desarrollo de técnicas grupales para la intervención en los campos aplicados a la psicología. Junto al interés de intentar comprender y conocer la realidad de los fenómenos grupales y junto al interés por la influencia de los grupos en la conformación psicológica de sus miembros, la dimensión práctica también ha sido uno de los principales motores de la praxis de la psicología de los grupos.




Coordinadoras: Jesús M. Canto Ortiz
Editorial: Ediciones Aljibe                  Medidas: 17x 24 cms           No páginas: 330
Encuadernación: Rústica con solapas        PVP: 19,800 € con IVA       ISBN: 978-84-9700-866-2

Este libro va dirigido a:- Estudiantes del Grado de Psicología
- Psicólogos.
- Profesionales de la Psicología Social.¿A QUIÉN VA DIRIGIDO? 

TEMÁTICA/BIC:
- PSICOLOGÍA; PSICOLOGÍA SOCIAL; ENSAYO


ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
CAP 1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA PSICOLOGÍA DE LOS GRUPOS. EL ESTUDIO DE LOS
GRUPOS EN PSICOLOGÍA SOCIAL

Introducción
La tradición grupal
La tradición individualista
La tradición interaccionista
La dinámica de grupos
La psicología de los grupos en la década de los 50 del siglo XX
La psicología de los grupos desde la década de los 60 del siglo XX hasta la crisis de la psicología social
La psicología de los grupos en los años 80 del siglo XX
La psicología social europea y su influencia en la psicología de los grupos
Algunas notas sobre la psicología de los grupos en las últimas décadas
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas

Enlaces de interés

CAP 2. DEFINICIÓN Y TIPOS DE GRUPOS
Introducción
Definición de grupo
El grupo como sistema abierto
Concepto de entitatividad
Tipos de grupos
Entorno personal del grupo
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas

Enlaces de interés

CAP 3. FORMACIÓN Y DESARROLLO DEL GRUPO
Introducción
Sociabilidad, afiliación y grupos
Funciones de los grupos
La formación del grupo
El desarrollo del grupo
El final del grupo
El proceso de socialización grupal
Cohesión grupal
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas

Enlaces de interés

CAP 4. LA ESTRUCTURA DEL GRUPO
Introducción. Elementos de la estructura grupal
Las normas sociales
Los roles
El estatus social
Comunicación grupal
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas
Enlaces de interés

CAP 5. EL LIDERAZGO EN LOS GRUPOS
Definición de liderazgo
Liderazgo, influencia social y poder
Tipos de líderes y función del liderazgo
Enfoques teóricos en el estudio del liderazgo
Coliderazgo
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas
Enlaces de interés

CAP 6. INFLUENCIA SOCIAL EN LOS GRUPOS
Definición de influencia social
Definición de normalización
Definición de conformidad
Definición de obediencia
Definición de innovación
Los niveles de influencia social y modelos teóricos
La influencia social desde la teoría de la categorización del yo
Los principios psicológicos responsables de la complacencia
La persuasión coercitiva en las sectas destructivas
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas
Enlaces de interés

CAP 7. TOMA DE DECISIÓN EN GRUPO
Introducción: Decisiones individuales y grupales
Decisiones normativas, decisiones arriesgadas. Antecedentes de la polarización
Polarización grupal
Teorías explicativas de la polarización grupal
El pensamiento de grupo
Técnicas para mejorar la toma de decisión grupal
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas
Enlaces de interés

CAP 8. PRODUCTIVAD Y RENDIMIENTO GRUPAL
Introducción
Facilitación social
Teorías explicativas de la facilitación social
El rendimiento en los grupos interactivos
La creatividad de los grupos
Trabajo en equipo
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas
Enlaces de interés

CAP 9. RELACIONES INTERGRUPALES
Definición
Enfoques individualistas
Perspectiva intergrupal
Las emociones intergrupales
Procedimientos para eliminar el prejuicio
A modo de conclusión
Lecturas recomendadas

Enlaces de interés

INTRODUCCIÓN

La naturaleza social del ser humano se constata en un hecho visible y constante: es un ser eminentemente grupal. El grupo no es una opción para el ser humano, es su condición. La mayor parte del tiempo las personas lo pasan en grupos; los acontecimientos más importantes de sus vidas suceden en grupos; su propia psicología es conformada a través de los grupos de los que forma parte. Además, la sociedad tiene a los grupos como principales agentes de socialización, como lugar idóneo para la influencia social que refleja un contexto histórico y cultural determinado. No se entiende al ser humano si no se presta atención a los grupos de los que ha formado parte. El proceso de convertirse en persona es una experiencia social en la que el grupo ocupa un lugar privilegiado; a través del grupo la sociedad se filtra y la mente se conforma.

La psicología de los grupos, como rama de la psicología social, ha llevado a cabo un exhaustivo análisis de los procesos grupales, así como de los elementos de la estructura grupal. Ha tenido como objetivo no sólo un conocimiento teórico de la realidad grupal, sino también ha pretendido desarrollar técnicas grupales para la intervención grupal en cualquiera de los campos aplicados de la psicología y de otras disciplinas. Junto al interés de intentar comprender y conocer la realidad de los fenómenos grupales y junto al interés por la influencia de los grupos en la conformación psicológica de sus miembros, la dimensión práctica también ha sido uno de los principales motores de la praxis de la psicología de los grupos. No es posible una adecuada intervención grupal desconociendo los fundamentos psicosociales de los grupos: los elementos de su estructura y sus procesos.

El manual que el lector/a tiene entre sus manos parte de una visión positiva de los grupos, sin que ello suponga negar los efectos negativos que en ocasiones provocan. En numerosas ocasiones, la realidad grupal mostrada en muchos de los manuales de la disciplina ha enfatizado enormemente los efectos negativos grupales, mostrándose como casi únicos, inevitables y consustanciales a los grupos. Se quedaron con una parte olvidándose del todo. Mostraban al grupo como elemento que obstruye y contamina la individualidad de las personas, mostraban la tendencia a la obediencia y conformidad automática y ciega en contextos grupales, el deterioro de la calidad de las decisiones y del rendimiento grupales y al grupo como contexto idóneo para la ejecución de conductas agresivas e irracionales provocadas por el anonimato. Se mostraban las relaciones intergrupales como relaciones inevitablemente conflictivas, sin que se resaltara la cooperación intra e intergrupal. La deriva negativa de la realidad grupal queda plasmada aún en la actualidad, por ejemplo, en la aparición de teorías inspiradas en ciertos planteamientos evolucionistas (como es la teoría de la dominancia social; Sidanuis y Pratto, 1999) que sustentan teóricamente la naturaleza jerárquica de las relaciones intergrupales, negando la posibilidad del cambio y transformación social (véase Elcheroth y Reicher, 2017).

Esta visión negativa ha provocado que tras afirmar y recalcar, en un primer lugar, la naturaleza social del ser humano, muchos psicólogos dedicados a los grupos hayan prestado una atención superlativa a los efectos negativos de los mismos, olvidando el importante papel adaptativo que los grupos han desempeñado en la evolución de los seres humanos como especie y los efectos positivos en muchos casos de los mismos. Los grupos satisfacen importantes necesidades psicosociales, posibilitan la supervivencia y constituyen el marco esencial en la que la vida transcurre.

Comprender y explicar la realidad de los grupos humanos es esencial para entender y explicar la conducta social de los mismos. Como afirmaba Asch (1952), el proceso de convertirse en persona es fruto de la influencia recíproca, de las acciones interrelacionadas de unas personas con otras que son posibles en condiciones de vida en grupo. Una de las necesidades psicosociales más básicas consiste en tratar de satisfacer la necesidad de pertenencia (necesidad que tienen las personas de llegar a ser miembros de grupos con intereses y metas similares a ellos y llegar a mantener relaciones íntimas dentro de ellos). Poseer relaciones sociales de calidad constituye un predictor de un nivel elevado de salud mental y física. Por eso la necesidad de compañía es selectiva. Además, las personas se agrupan para así conseguir metas u objetivos que sería imposibles o mucho más complicados de obtener de forma individual.

No es posible conocer la naturaleza humana sin conocer la realidad grupal. No es posible desarrollar un enfoque coherente del ser humano sin conocer las respuestas a los interrogantes relacionados con los grupos. Como todo grupo posee su propia dinámica y como el comportamiento de los individuos y el funcionamiento de la sociedad depende en gran medida de los grupos, se convierte en exigencia perentoria el análisis de los procesos grupales y la elaboración de técnicas y procedimientos para intervenir en grupos y con grupos. El individuo es bastante incomprensible si lo separamos de los grupos de los que forma parte, del mismo modo que no se puede comprender el grupo si queda separado de los individuos que lo componen y del contexto histórico-cultural en el que tiene lugar. De hecho, el grupo debe ser considerado como un mecanismo intermedio entre el individuo y la sociedad. Ese es uno de los motivos por el que cualquier ciencia social que ignore o rechace el estudio de los grupos es poco probable que pueda ser útil en la inmensa mayoría de las áreas de la conducta social.
Jesús M. Canto Ortiz
Catedrático de Psicología Social

CAP 1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA PSICOLOGÍA DE LOS GRUPOS. EL ESTUDIO DE LOS
GRUPOS EN PSICOLOGÍA SOCIAL
INTRODUCCIÓN
Los grupos constituyen una de las áreas más importantes de la psicología social. Tal es así que dentro de la psicología social hay una rama específica, la psicología de los grupos, dedicada a este campo (González, 1997; Canto, 1998; Gil y Alcover, 1999; Sánchez, 2002; Huici y Morales, 2004; Blanco, Caballero y de la Corte, 2005; González, 2005; Muñoz, 2009; Martínez y Paterna, 2010, Marín y Troyano, 2012; Molero, Lois, García-Ael y Gómez, 2017; etc.). La literatura sobre los grupos es muy amplia debido al interés que suscita no sólo en la psicología social, sino en otras ciencias sociales como la sociología, la antropología, la psicología de las organizaciones, etc. (Forsyth, 2006). Sin embargo, como señala Wheelan (2005), las principales contribuciones al área de los grupos provienen de la psicología social y de la psicoterapia de grupos, ubicándose las mismas mayoritariamente en el ámbito de la psicología social.

Los grupos han ocupado un lugar preferente en la psicología social desde su constitución (Levine y Moreland, 2012). Ross, Lepper y Ward (2010) identificaron a los procesos grupales (intra e intergrupales) como el principal área de la psicología social y a la influencia grupal como el tema principal de la disciplina (véase Cuadro 1 en lo relativo a la investigación de los procesos y fenómenos intragrupales desde 1900 hasta el 2003).

La psicología social a principios de siglo XX nació intentando resolver el problema teórico del individuo, del grupo y de la sociedad. Se trataba de resolver si el comportamiento del grupo implicaba procesos psicológicos y sociales irreductibles a las propiedades de los individuos, o si, por el contrario, los procesos eran exclusivamente individuales. La cuestión planteada tenía que ver con la propia definición de la psicología social y se convirtió en la controversia central de esta disciplina. En un principio, se llegó a identificar la psicología social con la psicología de los grupos, ya que los primeros psicólogos sociales trataban casi con exclusividad de la relación individuo-grupo. No era fácil, pues, la distinción entre la psicología social y la psicología de los grupos, ya que lo grupal era percibido y tratado como un requisito indispensable para una psicología auténticamente social. De hecho, como se constata en los diez primeros años de publicación del Annual Review of Psychology (1950-1960), los capítulos que trataban sobre psicología social tenían el título “Social psychology and group processes”. La importancia de la psicología de los grupos para la psicología social quedó reflejada por Hogg y Moreland (1993) en el siguiente párrafo: «Casi cualquier fenómeno que estudia la psicología social (auto-percepción, formación y cambio de actitud, atracción interpersonal, influencia social, conformidad y desviación, prejuicio, etc.) sucede en el contexto de grupos pequeños. El grupo pequeño es, por tanto, muy importante para la psicología social. Los investigadores que estudian los procesos sociales en contextos abstractos, donde los efectos de los elementos del grupo son debilitados o ignorados, corren el riesgo de no entender cómo operan esos procesos realmente. Por contra, los investigadores que tienen en cuenta el papel que los elementos del grupo juegan en los procesos sociales a menudo enriquecen su trabajo y obtienen descubrimientos valiosos en esos procesos» (p. 107).

La psicología de los grupos constituye, pues, uno de los principales ejes sobre los que se articula la psicología social. Y ello se constata de forma clara en los principales manuales de la disciplina (Fiske, Gilbert y Lindzey, 2010), incluido manuales en castellano (Moya y Rodríguez- Bailón, 2011; Sabucedo y Morales, 2015). Siendo una de sus áreas preferidas, la psicología social no ha de identificarse con la psicología de los grupos y ello por diversas razones (Morales, 1987): en un primer lugar, porque la temática de la psicología social es más amplia y, en segundo lugar, porque no toda investigación grupal es un estudio psicosocial de forma automática. Para ello, ha de ser concebido a partir del enfoque psicosocial gráficamente expresado por Newcomb (1950) cuando sostenía que para que una afirmación sea psicosocial tiene que referirse, a la vez, al individuo y a la sociedad.

Los grupos son un elemento central en la vida de los seres humanos. La inmensa mayoría de los seres humanos forman parte de numerosos grupos. El grupo ha sido a lo largo de la historia de nuestra especie un amortiguador de las demandas del medio físico y entre sus miembros ha existido una interdependencia no optativa sino necesaria. Los grupos constituyen un fenómeno universal en el sentido de ser transhistóricos y transculturales (Stangor, 2004). Comprender y explicar la realidad de los grupos es esencial para entender y explicar la conducta humana. De hecho, no se puede entender con precisión la conducta de cualquier individuo sin atender a su contexto grupal (Mead, 1934).

Son muchas las teorías que existen para dar cuenta de la realidad grupal (González, 1995). En las páginas que siguen se tratarán de vislumbrar las concepciones del grupo que se han dado a lo largo de la historia de la psicología de los grupos. La cuestión consistió en mantener científicamente la realidad psicológica del grupo, superando tanto la falacia de la mente grupal como la reducción de los fenómenos grupales a simples procesos propios de la psicología general sin más. El problema característico de la psicología social ha sido responder de qué forma la interacción social (que tiene lugar en contextos grupales y sociales) posibilita la interacción recíproca entre el individuo y la sociedad, la interacción entre los procesos psicológicos y los procesos sociales (Asch, 1952). Los individuos, como producto social, se adaptan a las normas, se integran en el medio social y en las regulaciones sociales, del mismo modo que participan en la creación de las normas y las creencias, ejerciendo su influencia y modificando los contextos y las relaciones sociales. La socialización que transcurre a través del tiempo supone, además, que los grupos son productos de los individuos socializados. El grupo es uno de los sistemas más importantes con los que cuenta la sociedad para inscribirse en los individuos, del mismo modo que pueden utilizar los individuos a los grupos para inscribirse en la sociedad. El grupo, como construcción activa de individuos sociales en interacción, da lugar a la producción de significados cognitivos y simbólicos, como también posibilita la construcción de la identidad social, las relaciones intragrupales e intergrupales y los elementos de la estructura grupal, así como el conjunto de sus procesos.

LA TRADICIÓN GRUPAL
Desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el estudio de los grupos por la psicología social supuso el desarrollo de esta disciplina como ciencia y el estudio de los principales problemas de la sociedad occidental. Durante esas fechas, los grupos fueron objeto de análisis teóricos que subrayaban su función en la relación individuo-sociedad. Fiel reflejo de toda una época, la psicología de los grupos primigenia llegó hasta nuestros ojos como una clara continuación de lo que habían sido las concepciones más opuestas al individualismo y más proclives al predominio absoluto de lo grupal, social, colectivo o comunitario sobre lo individual. Hablar de la tradición grupal nos lleva a Durkheim, Ross, Le Bon, Wundt, McDougall y Tarde (Blanco, 1988).

La sociedad feudal dio paso a una sociedad burguesa. La Revolución Francesa y la Revolución Industrial resquebrajaron el “viejo orden”. La burguesía, dueña del poder político y del poder económico, temió el surgimiento de las masas obreras que vivían hacinadas en los suburbios de las grandes ciudades. El individuo y la masa son situados frente a frente. La tranquilidad del “viejo orden” ha de dejar paso a frecuentes turbulencias características de una nueva época. El cambio de la sociedad no parece tener fin en cuanto que el movimiento social que ha generado toma conciencia de su capacidad de dirigir el cambio social en una u otra dirección. La movilidad social que posibilita el capitalismo reflejaba un individualismo contra el que se opuso buena parte de las ciencias sociales, que tiene su reflejo en el pensamiento psicosocial.

Sobre lo individual (Blanco, 1988). El interés de esta psicología no estribaba en el análisis de los individuos en cuanto tales, sino en el estudio del individuo y su mente en tanto que miembro de un pueblo (volk), con sus propias leyes, su propia alma, su propia psique. Como lo expresa Rodríguez (1990), para Wundt, en representación de la psicología de los pueblos: «Los fenómenos colectivos no sólo no dependen, sino que anteceden a la conciencia de cada uno de los individuos que comparten la comunidad y, por tanto, no podrían nunca ser reducidos ni explicados en términos de conciencia individual (Durkheim adoptaría esta posición de Wundt)» (p. 14).

Ante el imperio de las masas, la nostalgia de los grupos pequeños queda patente, entre otros, en la obra de Tönnies Gemeinschaft und Gesellschaft (Comunidad y Sociedad, versión española de 1979). La antigua comunidad, surgida de la voluntad natural, mantenía el equilibrio para el desarrollo del individuo, que quedaba integrado e identificado en las distintas asociaciones (siendo la familia el grupo prototípico); mientras que en la sociedad postindustrial las formas de grupalidad que surgen son artificiales y los individuos pierden su propia identidad, sintiéndose solos, aislados y desarraigados. La comunidad representa los valores; las relaciones comunitarias son personales, familiares y los seres humanos son tratados como fin en sí mismos. Por contra, la sociedad (o asociación) representa las estrategias, la voluntad racional y los medios instrumentales para conseguir un fin que conduzca al progreso. En la obra de Tönnies, como en Durkheim y en Simmel, se reaccionó contra el individualismo como forma de explicación de los hechos sociales y se proclamaba el carácter social de la naturaleza humana. Según Durkheim (1898), «si comenzamos con el individuo, no seremos capaces de entender nada de lo que ocurre en el grupo» (p. 104).

La primera referencia al concepto de grupo en la sociología alemana fue de Ludwig Gumplowicz en 1885 (Grundriss der Soziologie), según afirma Schäfers (1984). La teoría de Gumplowicz sobre los grupos no fue asumida por la sociología alemana, ya que su concepto de grupo se oponía a las teorías individualistas y organicistas predominantes en la época y a la teoría marxista de clases. El grupo, como parte esencial de la sociedad, se relacionaba más con la concepción anarquista de la sociedad. Ignorado este matiz ideológico, el grupo pudo ser integrado en el concepto de comunidad de Tönnies.

La psicología de los pueblos no tardó mucho tiempo en dejar paso a la psicología de las masas, que surgió como reacción política a acontecimientos sociales que tenían lugar a finales del siglo XIX y principios del XX (Moscovici, 1985). En Italia con Cattaneo (Psicologia delle Menti Associate), Sighele (La folla delinquente) y Orano (Psicologia Sociale); en Francia con LeBon (1895) y Tarde (1890); en Austria con Freud (1921); en España con Ortega y Gasset (1937: La rebelión de las masas); esto es, en buena parte de Europa Occidental las reflexiones y descripciones sobre el papel de las masas y de las multitudes son comunes en esa época y reflejan las inquietudes y preocupaciones sociopolíticas de importantes pensadores psicosociales. La influencia de Le Bon sobre los líderes fascistas e incluso sobre algún que otro presidente de EE.UU. fue un hecho notable y ampliamente documentado; así como Orano fue uno de los fundadores del fascismo en Italia. La psicología de las masas, desde sus orígenes, fue una psicología política que se defendía de las masas y de los movimientos sociales, considerados como patológicos, en busca de un orden social ya perdido por la nueva época que acompañaba el fin del siglo y el inicio del siglo XX. Es más, constituyó un reflejo político que recurrió al lenguaje de las ciencias sociales para desprestigiar al movimiento obrero.

LeBon (1895) fue uno de los pioneros más sobresalientes de la psicología de las masas, aunque no fue de los más originales al plagiar parte de las ideas que exponía como propias. Milgram y Toch (1969) recogen las quejas de Sighele sobre la apropiación de sus ideas por LeBon y enumeran la aparición de numerosas obras sobre la temática de las masas a finales de XIX y principios del siglo XX. La relación de LeBon con la psicología de los grupos se aprecia a partir de su concepción de las masas, que se dan básicamente con la unión de más de dos individuos. Una manifestación obrera puede ser concebida como una masa, del mismo modo que un parlamento, un partido político, un grupo social, una reunión de amigos, etc. La obra de LeBon (1895) trataba de las diferencias psicológicas entre el individuo y el grupo, llegando a plantear la cuestión esencial en la sociedad de masas en la que vivimos: el problema de la individualidad (Moscovici, 1985). Su interés y los conceptos teóricos empleados se ubicaban de forma plena en la temática psicosocial.

Para LeBon (1895), lo que define a la masa o a un grupo no es la proximidad física de sus miembros, sino la ley de unidad mental por la cual las personas que constituyen una muchedumbre o un grupo hacen surgir una mente colectiva. Así, de esta forma, la psicología de las masas es cualitativamente diferente de la de los miembros que la forman. Las características que poseen las masas son nuevas y diferentes de las de cada uno de sus miembros. La personalidad individual desaparece, aflora el inconsciente dirigido por los instintos, se regresa a un estado primitivo, reflejando la mente colectiva las cualidades compartidas e inconscientes de la supuesta “raza”. La racionalidad individual humana queda diluida en una mente colectiva irracional, impulsiva, acrítica, intelectualmente inferior, que razona mediante imágenes, etc. Las masas −y también los grupos− para LeBon son peligrosas, depravadas e impulsivas. Los mecanismos por los que las mentes individuales pueden constituirse en una mente colectiva supraindividual son los siguientes:


- La desindividuación. El anonimato en la masa y la sensación de poder invencible que se derivan de la pertenencia a la masa, llevan a la difusión de los sentimientos de responsabilidad y a la pérdida de identidad personal. El estado de desindividuación se caracteriza por una disminución de la autoevaluación, consistente en un bloqueo de la capacidad introspectiva y de autocrítica, y por la escasa preocupación hacia la evaluación social. Consecuentemente desaparecen los mecanismos inhibitorios, como la culpa, la vergüenza, etc.

- El contagio. Que opera en las masas del mismo modo que en las enfermedades infecciosas. El contagio mental hace que las acciones y emociones se difundan a través de la masa mediante una forma de imitación mutua.

- La sugestión constituye el fundamento del contagio, por el cual se acepta la influencia sobre bases irracionales a causa de algún tipo de lazo emocional que se produce al estar la masa en un estado hipnótico. Este estado explica la sugestionabilidad de los individuos en la masa y la influencia del líder sobre ellos.

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