viernes, 12 de julio de 2019

500 actividades con grupos




Es de mucha utilidad para educadores. Son actividades originales, muchas seleccionadas del acerbo cultural y recreado. Son ampliamente experimentadas en distintos ambientes, modalidades, y niveles de la educación. En su génesis, selección y adaptación, han intervenido un nutrido grupo de educadores, profesores, estudiosos y animadores de grupos y ambientes. Si el grupo tiene calidad humana, ayuda a la formación de la personalidad y hace la convivencia y la actividad más agradable y gratificante, produciendo un ‘producto’ mejor.
Autora: Otilia Oviedo    ISBN: 84-9700-328-4   Tamaño: 15x21,5 cms
Índice

Introducción

Capítulo I. Actividades para elevar la autoestima

Capítulo II. Actividades para fomentar el compromiso

Capítulo III. Actividades para educar en valores

Capítulo IV. Actividades para tratar la dimensión espiritual de la persona

Capítulo V. Actividades para crecer en grupo y como grupo

Capítulo VI. Actividades para desarrollar el lenguaje

Capítulo VII. Actividades para desarrollar la dimensión lúdico-celebrativa

Bibliografía

Introducción

Presentamos aquí un libro muy sencillo pero creemos que de mucha utilidad para los educadores tanto en ambientes reglados como no reglados. Es un arsenal de actividades y técnicas –un total de 500– listas para ser puestas en práctica en clases, tutorías, reuniones de grupos, tiempos de diálogo, de distensión, recreo etc.

Son actividades originales, muchas, seleccionadas del acerbo cultural, bastantes, y recreadas no pocas. Eso, sí, actividades ampliamente experimentadas en distintos ambientes, modalidades y niveles de la educación. En su génesis, selección y adaptación, ha intervenido un nutrido grupo de educadores, profesores, estudiosos y animadores de grupos y ambientes.

Hemos optado por actividades para realizar, principalmente, en grupo. Porque, es bien sabido, que se educa desde el grupo y para el grupo. Si el grupo tiene calidad humana ayuda a la formación de la personalidad de cada uno, hace la convivencia y la actividad más agradable y gratificante, produce siempre un “producto” mejor.

No podríamos descuidar algunas actividades para trabajar individualmente pues en gran medida cada uno tiene la vida en sus manos y puede moldearla según gustos y posibilidades.

Por otra parte, la rica personalidad del individuo da altura y calidad al grupo del que forme parte (familia, pandilla, clase, club, equipo de trabajo, colectivo o asociación...). En el grupo nos conocemos, nos complementamos, nos contrastamos y a través del grupo cada miembro queda potenciado y la acción conjunta y su proyección se multiplica.

La distribución de las actividades en 7 bloques temáticos, ayuda a localizarlas más fácilmente pero es un poco artificial:

Una actividad que se propone en un bloque puede servir también para otros. Siempre será el animador quien valore la posibilidad de utilizarla adaptándola a la realidad del grupo. La vida es reflexión y acción. La reflexión debe llevar siempre a una acción más humana. Y la acción debe enriquecer la reflexión. Lo que se aprende haciendo, se asimila mejor. Es archiconocido el proceso: acción-reflexión-acción, para transformar la realidad personal, grupal y social.

Nosotros aquí ofrecemos las actividades para mejorar la acción educativa. El educador debe poner la reflexión que le ayude a elegir, adaptar, aplicar y evaluar.



Capítulo I

Actividades para elevar la autoestima

PARA ELEVAR LA AUTOESTIMA

Saber lo que somos, conocer y reconocer nuestra propia valía, nos da seguridades y la capacidad de crear y de crearse, de medir mejor las fuerzas y de aspirar a nuevas metas intentando nivelar por arriba. La verdadera autoestima lleva a una mayor satisfacción y a desarrollar las potencialidades. Ni lleva al engreimiento, ni al desprecio de los otros, ni a la autosuficiencia estéril y ofensiva.

Abunda la literatura sobre el tema. Falta ver encarnada la autoestima en la realidad de cada día y de cada uno. Sabemos que hay que conocerse, comprenderse, respetarse, perdonarse, quererse. Falta ser capaces de realizarlo. La persona con autoestima es un bien social. Su felicidad irradia. Es bueno estar a gusto en la propia piel. La autosuficiencia, la infravaloración y los complejos suelen ser fuentes de insatisfacción, de competitividad y de conflictos.


La autoestima se funda en la realidad objetiva, no en imaginaciones ni en alabanzas o valoraciones fáciles. Debe compaginarse siempre con la exigencia, el esfuerzo, la lucha por lograr metas más altas sin pisotear a los demás ni pisotear la ética y el buen estilo. En esas claves, es de apreciar –y por lo tanto luchar para lograrla– la autoestima de los grupos y los pueblos. La convivencia es más humana, la creatividad es mayor, también las ganas de vivir y de compartir con otros grupos y otros colectivos

y pueblos las metas logradas.


1. Repartir una tarjeta o cartulina a cada participante para que escriba en ella una cualidad, la que cree que tiene en mayor grado. Después se cuelgan al cuello las tarjetas a modo de collar y se pide que se paseen todos libremente por la sala de la reunión para que todos vean lo que cada uno ha escrito en su tarjeta.

Cuando el educador considere oportuno, se sientan de nuevo en sus respectivos lugares y se comenta en el grupo la experiencia. Es una forma de tomar conciencia de las posibilidades y cualidades que cada uno tiene. Sacad conclusiones.


2. Invitamos a que cada persona se coloque delante de un espejo y por un espacio concreto de tiempo (cinco o diez minutos) para hablar consigo mismo sobre las cualidades que se tienen. Es conveniente repetir este ejercicio una serie de días consecutivos. Después de los días fijados para hacer la actividad de forma individual, se comentan en el grupo las experiencias vividas, los sentimientos que cada uno experimenta cuando se realiza la actividad y el cambio que se ha producido en cada persona.


3. El educador invita a sacar fuera, a exponer lo mejor de cada. 
Para ello invita a pensar en las cualidades que cada uno tiene y les ofrece la posibilidad de contar con un metro cuadrado para exponer lo que cada uno quiera y como quiera de su vida (puede recurrir a todos los medios de expresión). Es importante realizar la exposición de forma creativa y llena de buen humor, presentando incluso los defectos con intención de transformarlos en cualidades.


4. Invitamos al grupo o clase a imaginarse una conversación con Dios sobre la obra de sus manos que somos cada uno de nosotros y después les pedimos que escriban un diálogo con Dios para dar gracias por todo lo que ha puesto en nosotros, las posibilidades que tenemos de superarnos y las metas que podemos conseguir, gracias a todos los dones que tenemos.


5. El educador pedirá al grupo que busque en su álbum de fotos las mejores imágenes de su vida para hacer con todas ellas un “collage” al que deberá poner nombre.
Si alguna persona tiene dificultad en poner nombre a su “collage”, se invita a otras personas del grupo para que le den ideas y sugerencias. En principio se pedirá que sean fotos propias, aunque también podría optarse por la modalidad de buscar en las revistas fotos de famosos y les colocamos nuestra cara.


6. El educador invita a cada uno a elegir el animal con el que se identifica por sus cualidades o admira más y al que tratará de identificarse durante una escenificación en que se pide que participen todos los miembros del grupo. Se invita a disfrazarse para que la representación sea más distendida. Al final de todas las representaciones se comentan en el grupo las impresiones, sentimientos, ideas y anécdotas curiosas del momento.


7. Cada uno piensa en la película o vídeo que le gustaría que hicieran sobre su vida. 
A continuación se comenta en el grupo y si se conocen lo suficiente, entre todos dan ideas para escribir el argumento y los diálogos de la película sobre la vida de cada uno. Si el grupo no se conoce, esta parte se hace de forma individual. En próximas sesiones se traerán al grupo tomas de vídeo sobre los que sea posible añadir los diálogos o argumentos escritos en días anteriores. Pasar todos los vídeos y comentar en el grupo cómo se han sentido y cómo les ha ayudado la actividad a conocerse mejor y valorar lo que cada uno tiene.


8. De forma individual y sin marcar necesariamente un tiempo, cada uno elaborará una carta de presentación de uno mismo.
En un encuentro o reunión del grupo o clase, se entregan las cartas a otras personas que nos conozcan lo suficiente como para que la completen. Después se entregan las cartas a sus autores para releerlas personalmente.
A continuación se comenta lo que más llame la atención, los sentimientos que hemos tenido al leer las cartas (cada uno la suya y las de los demás). Si es preciso o se considera conveniente, se pueden pedir aclaraciones a la persona que completó vuestra carta o hacer comentarios a la persona que le hemos completado la carta de presentación.


9. El educador presenta varias fotografías seleccionadas por él para este momento e invita a que cada uno elija aquella con la que más se identifica teniendo en cuenta sus valores o cualidades personales. 
En grupo se explican y comentan los motivos de la elección de las fotografías.
Después de intervenir todas las personas, los demás pueden opinar sobre el acierto o desacierto de la elección de cada uno. 
Se harán los comentarios, siempre y cuando puedan ayudar a la persona a valorarse en su justa medida y a tener una actitud positiva ante la vida.


10. Se entrega a cada miembro del grupo o clase un papel en blanco y un bolígrafo y se le pide que dibuje una escalera con tantos peldaños como cualidades o valores cree que posee.
Cada uno establece el orden por el que quiere que se consideren sus valores: por intensidad, fuerza, tiempo en conseguirlo, momento en que se vive... y así los colocará en el primero o en el último escalón... en el rellano de la escalera, etc.
Comentar en el grupo para ayudarse entre sí a valorarse y a creer en las posibilidades y cualidades que cada uno tiene.


11. El educador invita a que cada uno escriba su nombre en vertical para formar el “acróstico positivo de sí mismo”.
De cada letra de su nombre debe pender un valor o cualidad que posee. Si el nombre tiene pocas letras, se escribe también el apellido para así dar más posibilidades y manifestar mejor sus cualidades.
Dejar el acróstico en lugar visible para que en un segundo tiempo (puede ser a continuación o en otro momento que el educador considere oportuno) pasen todos los del grupo a completarlo escribiendo cualidades que observan en dicha persona.

12. En un ambiente de reflexión y concentración, el educador invita a imaginar situaciones de personas que no se valoran y viven por debajo de sus posibilidades porque no se consideran capaces de más.
A continuación se pide que se pongan por escrito las situaciones imaginadas en forma de mensaje socorro y una vez concluidas todas las historias, se introducen en una botella-marina, caja, sobre u otro recipiente similar.
Se dice al grupo que son situaciones que buscan solución y que está convencido de que nosotros podemos ayudarles. Por tanto, se dice al grupo que ha llegado un “SOS” en forma de carta, paquete, botella... y como ellos son los mejores consejeros que conocéis, les pedís que os ayuden a resolver los problemas que os han llegado.

Sentados en círculo el educador va sacando los escritos y se lee el mensaje de socorro. Entre todos ayudan a la persona que tiene el problema para que se valore y crezca su autoestima.


13. Os invitamos a que de forma lúdica tratéis el tema de la autoestima. Para ello podemos utilizar cualquier juego conocido y aquí os comentamos uno: “La oca de la autoestima”.

Previamente se adapta el juego tradicional de la oca de tal manera que las diferentes casillas y dibujos hagan alusión a cualidades y en las pruebas se pida a cada jugador que diga sus cualidades.
Se penalizará al jugador que teniendo que decir alguna de sus cualidades, se calle o diga algún aspecto negativo.
Las penalizaciones han de ser en orden a buscar dentro de cada uno, las posibilidades que se tienen para mejorar.


14. Cada uno escribe un diálogo con un elemento de la naturaleza (árbol, río, lluvia...) dejando claro los aspectos positivos que tiene cada uno de esos elementos o lo que aporta a la vida diaria de los diversos seres.
Después comparamos las cualidades o aportaciones positivas de los elementos de la naturaleza con las cualidades o valores que tenemos cada uno de nosotros.
En un segundo momento ponemos título al diálogo que hemos escrito, de tal manera que recogiendo todo lo dicho, describa con la mayor objetividad posible la personalidad de cada uno. Por ejemplo: “El árbol responsable”, si es que quien lo ha escrito es responsable, “La agradable lluvia”, si quien lo escribió es amable, etc.


15. Invitamos al grupo a que en un momento de reflexión y serenidad, escriba su historia personal.
En un segundo momento y reunido todo el grupo o clase, les invitamos a intercambiar las historias personales con la persona que deseen. La persona elegida, además de leer críticamente la historia que ha recibido, ha de intentar terminarla suponiendo un final feliz contando con las cualidades que tiene la persona y creyendo siempre en sus posibilidades de mejora. Y para concluir, se juntan las dos personas que han tenido que ver en cada historia y escriben un título para la misma.


16. Reunidos en grupo, hacemos una “lluvia de ideas” sobre títulos de películas. A la vista de los títulos de películas, pensamos en un título para nuestra vida de tal manera que recoja lo mejor de nosotros mismos.
Al hacer la puesta en común pondremos una condición: “En las presentaciones no habla nadie, sólo es mímica”. El resto del grupo debe adivinar el título que hemos elegido para nuestra vida.
Comentar en el grupo el acierto o desacierto de las elecciones.


17. Componemos el “abanico de la autoestima”. Se entrega a cada miembro del grupo una hoja para que la plieguen como si fuera un abanico de papel.
En la varilla primera cada uno escribe su nombre y lo deja sobre su mesa.

Cuando ya están listos todos los abanicos, se invita al grupo a que se pasee por la sala de la reunión y se pare en cada mesa para escribir en las varillas de cada abanico lo mejor que conocen de esa persona.
Cuando ya todos han escrito a todos, se invita a cada uno a leer lo que los demás le han escrito y se comenta la actividad.
Especialmente se comparten los sentimientos vividos a la hora de leer lo que los demás han escrito en nuestro abanico.


18. Se entrega a cada persona un papel y un lápiz y en un ambiente distendido (se puede poner música que ayude a crear ambiente), se pide que dibujen una caricatura de un/a compañero/a resaltando aquello que se considera mejor o más atractivo de él o de ella.
Una vez terminados los trabajos se hace entrega de la caricatura al compañero dibujado a la vez que se le dicen varios elogios que tengan que ver con lo que se ha querido reflejar en la caricatura.
Al terminar la actividad se puede hacer una pequeña exposición con las caricaturas del grupo.

19. En esta actividad invitamos a todo el grupo a ponerse en activo y les pedimos que en un papel grande o mural dibujen parcelas y escriban sus nombres.
El cartel puede llevar por título: “El mural de las buenas palabras” porque a continuación les invitamos a que libremente vayan saliendo todos a escribir adjetivos que hagan referencia a las cualidades de cada compañero/a.
Cuando todos hayan escrito en el mural se tienen unos minutos de silencio para poder leer personalmente lo que los demás han escrito a cada uno y se comenta la actividad realizada diciendo entre todos para qué les ha servido.
Después, en el cuaderno personal de cada uno, se recoge lo que los demás han escrito sobre nosotros y se considerará la necesidad u oportunidad de comentar cómo se han sentido al transcribir lo que los demás dicen de uno mismo.


20. Presentar al grupo testimonios de personas que han sabido superar sus pequeñas o grandes deficiencias.
Pedir que primero se lean en particular y se señale lo que más llama la atención.

Comentar en el grupo y sacar conclusiones que den respuesta a situaciones reales de los miembros del grupo.
En una reunión posterior, invitar al grupo a alguna de las personas de los testimonios para dialogar con ellas sobre su experiencia.


21. Colocados en círculo, el animador invita a que salga al centro la persona que necesita reforzar su autoestima o si se considera oportuno se pide que salga voluntariamente quien lo desee.
La persona que sale se coloca en el centro y los demás van diciendo aspectos positivos de ella.
Es conveniente que la persona que está en el centro mire de frente a la que le dirige la palabra y asienta con lenguaje no verbal.
A ser posible, es aconsejable que se repita la actividad con todos los miembros del grupo, si no es posible en la misma sesión, en sesiones sucesivas.
Al terminar todas las intervenciones comentar en el grupo: ¿Cómo se han sentido? ¿Para qué ha servido la actividad? ¿A quién se la recomendarían?

22. Se coloca en el centro una cesta o caja en la que hemos depositado cartulinas o rollitos de papel escritos con adjetivos calificativos y positivos, que expresan cualidades de las personas.
Invitamos a los miembros del grupo a colocarse alrededor de la caja o cesta y a que cada uno saque una cartulina o rollito.
De vuelta a su sitio, lo lee y se lo entrega a la persona del grupo que considere más oportuno porque destaca por esa cualidad.
El animador deberá escribir todo tipo de adjetivos que se puedan referir a las personas para que nadie del grupo quede sin que se le entregue alguna de las cartulinas.
Entre todos ponemos nombre a la caja o cesta que contenía los papelitos con las cualidades. Motivar para que el nombre de la cesta vaya en concordancia con el objetivo que persigue la actividad: ayudar a crecer en la autoestima.

23. Se pide a todos los miembros del grupo o clase que piensen en alguna de sus cualidades y se repitan en silencio varias veces: “Me gusta ser...” la cualidad anteriormente pensada. Para dar más intensidad al momento podemos poner música ambiente que ayude a la concentración y relajación.
Después se invita a todos a que digan en voz alta la frase que han repetido en silencio. ¿Se han repetido cualidades? ¿Cuáles han sido las más originales? ¿Por qué?


24. Se entregan papeles o cartulinas de igual tamaño para todos y se pide que cada uno escriba su nombre.
Se colocan todas las cartulinas en el centro de la reunión y a continuación, se reparten entre todos como si se tratara de una baraja. Se pide que se lea en silencio el nombre que nos ha correspondido y en silencio se escriban cualidades de esa persona. Se vuelven a colocar en el centro y se barajan de nuevo.
Se repite la dinámica sucesivamente las veces que el animador considere oportuno con el fin de que, al menos, varias personas escriban cualidades.
En la última ronda ya no se escribe nada, sino que se pide que cada uno lea la tarjeta que le ha correspondido y subraye lo que se considere más destacado del compañero/a cuyo nombre aparece en la carta.

25. Se entrega a cada miembro del grupo una tarjeta divida en cuatro partes para que en cada parte se escriba:
“Parte de mi cuerpo que más valoro”, “Afición más importante”, “Profesión que deseo realizar” “Cualidad más sobresaliente”.
Se completa la tarjeta de forma individual y después se invita a unirse por parejas para contarse lo que han escrito.
Pasado un tiempo prudencial se invita a que cada pareja se una a otra pareja para leer los resultados y así conocerse mejor.

Reunidos todos en círculo cada uno presenta a otro de los cuatro con los que formó el pequeño grupo. No puede quedar nadie por presentar.

26. Con ocasión de las fiestas de Navidad, cumpleaños del grupo u otras fiestas, se invita a hacer tarjetas de felicitación para que cada uno felicite a los demás por algo positivo de su vida, bien por las cualidades que tiene, el aspecto físico o por los logros conseguidos.
Se colocan todas las tarjetas en un lugar determinado y se busca el momento más oportuno para que cada uno lea su felicitación. El educador motivará la recogida de las felicitaciones y si es posible, entre todos organizan una pequeña fiesta.


27. De forma individual y no necesariamente en la sala de reunión, cada uno escribe una historieta que refleje su propia vida pero de forma totalmente anónima.
Al terminar las historietas, se van depositando en un lugar común y cuando estén todas listas, se reparten al azar entre los miembros del grupo.
Cada uno lee en silencio, y sin hacer comentarios, la historia que le ha correspondido. Piensa de quién puede ser y pone título a la obra que le ha correspondido, teniendo en cuenta que debe reflejar de forma original y con humor el nombre y las cualidades de la persona que creemos es el protagonista de la historieta.
Cuando todos han terminado se vuelven a depositar en un lugar común y cada uno deberá buscar la suya.
Comentar en el grupo y ver si todas las personas han acertado al poner el nombre del personaje de la historieta. Analizar juntos la actividad y los resultados obtenidos con la misma.

28. El educador invita a cada persona del grupo o clase a tener su diario personal para dejar constancia por escrito de las pequeñas o grandes cosas que cada uno hace cada día.

Se trata de hacer el pequeño esfuerzo de escribir lo que creemos que ha sido una “buena acción” o “gesto positivo” de cada día.
Al cabo de un tiempo prefijado –una semana, un mes...– se reúne el grupo y cada uno lee alguna de sus páginas o se entregan los diarios para que todos puedan leer los de todos.
Es muy importante recordar que todos los días hay que escribir algo, por muy insignificante que nos parezca.

29. El educador invita a cada uno en particular a hacer un anuncio de sí mismo. Una vez terminado el trabajo personal se pasa al trabajo en grupo y esta vez para hacer un anuncio de “la persona ideal” (niño, joven o adulto, según su edad).
Después se confronta la vida de cada uno con el anuncio que ha elaborado el grupo sobre la persona ideal y cada cual personaliza el anuncio resaltando las cualidades que se cumplan con más intensidad en su persona.

30. El educador invita al grupo o clase a organizar una campaña para afianzar auto-conceptos positivos.
El objetivo de la campaña es: reforzar aspectos positivos de la persona dedicando todos los días algunos momentos de la jornada a pensar en alguna de las cualidades que queremos reforzar.
Si esta actividad se realiza con un grupo de clase, al iniciar la jornada pedimos a los alumnos que digan el aspecto personal que vamos a tratar y lo escribimos en forma afirmativa, por ejemplo: SOY RESPONSABLE.
Después invitamos a que completen varias veces la frase: “Yo soy responsable porque...”.

Se les pide que repitan el ejercicio por la tarde o noche para que se fije el autoconcepto. Al día siguiente abordaremos otro concepto aplicando el mismo método y así sucesivamente hasta que consideremos oportuno o necesario.

31. Proponemos utilizar la estrategia psicológica de la inoculación (administrar al sujeto palabras o creencias negativas para que se sienta interpelado y responda con todos los argumentos a su alcance) para intentar que cada persona que participa en el grupo se sienta reforzado en sus aspectos positivos.
Una forma sencilla de realizar este ejercicio consiste en que el educador grabe en una cinta frases negativas y acusatorias y en la reunión del grupo las vaya poniendo al nombrar a cada persona. La persona nombrada se tiene que enfrentar a lo que le dice la grabadora con todos los argumentos posibles por sencillos que parezcan.

Por ejemplo dice la grabadora:
— “Hola, compañero: eres un irresponsable, no me puedo fiar de ti”.
A lo que la persona deberá responder con las afirmaciones que se le ocurran. Por ejemplo:“Yo sí soy responsable, he aprobado las matemáticas, hago la cama, acompaño a mi hermano pequeño al colegio, etc...”.
Otras frases pueden ser:
— “Eres un desastre”.
— “Hola, compañero: eres un incompetente e indeseable, sólo piensas en ti y no mereces tener amigos”...
Se concluye la actividad con una breve reflexión sobre la misma. Pueden servir éstas o similares preguntas:
— ¿Cómo os habéis sentido?
— ¿Qué momento ha sido más interesante?
— ¿Qué habéis aprendido?
— ¿Qué conclusiones podemos sacar?



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